sábado, 5 de enero de 2008
ERNESTO CARDENAL OPINA
Entrevista publicada en México
Campeche, Cam., 23 de diciembre, 2007. El capitalismo, el neoliberalismo y la globalización de la economía sólo generan pobreza y ponen en peligro la vida en el planeta; para salvarlo hay que cambiar los sistemas político y económico, porque de otra manera nos encaminamos al suicidio planetario, advirtió el poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal.
En amplia entrevista con La Jornada, un día después de la presentación, ante decenas de jóvenes, de una antología poética en el contexto del Festival Cultural del Centro Histórico de la ciudad de San Francisco de Campeche, el también ex guerrillero y ex monje trapense, autor de más de 200 obras que han sido traducidas a unos 30 idiomas, reiteró su esperanza en los jóvenes —“la nueva generación que produce la evolución humana”— para cambiar este estado de cosas.
Religioso impulsor, en su momento, de la teología de la liberación, Ernesto Cardenal Martínez, nacido en Granada, Nicaragua, en 1925 (el 20 de enero cumplirá 82 años), reitera su idea de una “Iglesia revolucionaria” que defienda a los pobres y a los oprimidos (“La única lucha válida es la lucha por los pobres y los oprimidos”, señala) y externa su solidaridad con el movimiento zapatista y la otra campaña, a la cual considera “lo más impactante que tiene ahora México”.
También anunció que trabaja en una obra que recopilará la vida del misionero español Vasco de Quiroga (1470-1565), conocido como Tata Vasco (“Tata es igual a papá y así le decían los indios a Dios”, acota), quien conquistó los corazones de los indígenas de Michoacán y demostró que en los hechos es posible la utopía de Tomás Moro.
De pantalón de mezclilla, sencilla camisa blanca, sandalias negras y su infaltable boina negra, el poeta nicaragüense evita abundar en los problemas concretos de México.
“Yo no escucho mucho de México ni de ninguna cosa en el extranjero, porque hay desinformación con respecto a México, con respecto a Nicaragua y con respecto a todo, y con respecto a las revoluciones, más todavía.
“Tiene uno que informarse de otra manera. Yo me he informado en forma personal en México porque he venido a México y he conversado. La vez pasada estuve en Hermosillo, donde tuve el honor de que me visitara el subcomandante Marcos y clausurara un encuentro internacional que teníamos en Sonora. Tengo gran admiración por Marcos y me parece que lo más impactante que tiene ahora México es la otra campaña.”
¿Y por qué considera impactante la otra campaña?
—Es muy original desde su nacimiento, en el siglo pasado, como la última revolución del siglo XX y la primera del XXI, una revolución además, pacífica, lo que parece una paradoja. Con pocas armas, y algunas eran de palo, y que se desarmó como a los 15 días más o menos. Yo escribí entonces, a los pocos días del asalto a San Cristóbal de las Casas —defendiendo la acción de Marcos, porque la había atacado Daniel Ortega diciendo que no estaba de acuerdo con el método de lucha armada, que estaba de acuerdo con las metas—, entonces yo escribí rebatiéndolo con algo que se publicó en La Jornada, y el subcomandante, hace un mes, me dijo que había leído lo que yo escribí.
“El argumento de Ortega es que ya no era época para luchas armadas, y yo dije que me extrañaba de alguien que había llegado al poder, junto con otros, en la primera revolución de Nicaragua, por las armas.
“Y cité al Papa Paulo VI, que había dicho que era lícita la revolución armada cuando se trataba de una tiranía evidente y prolongada, y yo dije que si había un caso como éste era el de los zapatistas, porque los indios de Chiapas sufrían una tiranía sumamente evidente y tan prolongada que era de 500 años, y que por tanto estaba justificada la lucha armada del subcomandante Marcos.
“Era una originalidad de él (Marcos) porque no ha sido sangrienta y porque además ha sido con humor; creo que es el único político el mundo que es humorista y que es poeta también, además de otra cosa.
“Vemos que se ha abierto ahora a todos los pueblos; ya no son sólo los mayas, sino todos los indios no sólo de México, sino de América, y no sólo los indios, sino los blancos, los negros y todo mundo, todos los oprimidos, por decirlo así, o los grupos minoritarios; hasta los homosexuales, las monjas y todos.”
Entonces, ¿es válida esta lucha, es válido este método?
—Es la única válida. La única lucha válida es la lucha por los pobres y los oprimidos; oprimidos de toda clases como es la revolución de Jesús, que eran los pobres, los enfermos, los niños, que entonces eran también oprimidos, y las mujeres que han estado oprimidas, y los pecadores que abarcaban a todos, menos a los ricos, a los poderosos, a los orgullosos, a los engreídos.
¿Los partidos políticos no pueden encauzar esta lucha?
—No, el pueblo ya no cree en los partidos políticos; está descorazonado, decepcionado de los partidos, de los líderes y de las ideologías; entonces hay que buscar otra cosa. Esas reuniones multitudinarias de los jóvenes en las grandes ciudades, de miles y miles con el clamor de ‘otro mundo es posible’, es una nueva revolución que está habiendo ahora, electrónica principalmente, porque se reúnen a la velocidad de la electrónica.
¿Existe en los jóvenes este ánimo, el idealismo, el pensar en los demás?
—Como nunca. Yo me pongo a pensar cómo era la juventud como la mía, no teníamos preocupaciones de ninguna clase. En Nicaragua, pues a lo mejor cambiar a Somoza, pero ninguna otra, ni siquiera cambiar de sistema político y económico. Los jóvenes teníamos sentimientos egoístas.
“Además de las monstruosidades, que cada vez son más grandes, pero al mismo tiempo la solidaridad es más grande; además de toda la destrucción del planeta, también hay preocupación ecológica en el mundo entero cada vez mayor, y ésa es la esperanza de todos.
“La esperanza son los jóvenes, la nueva generación que produce la evolución humana, que es parte de la evolución del planeta y del universo. Hacia algo vamos.
La comunidad ideal que usted pensó, ¿aún es posible?
—La única sociedad posible es el socialismo. No hay más que capitalismo y socialismo. El capitalismo es el egoísmo, lo cual es antihumano, y el socialismo es lo comunitario y lo solidario, lo cual es realmente humano porque la naturaleza humana es esencialmente solidaria. Es por cooperación que nosotros hemos llegado a ser humanos; la cooperación es la que nos hizo humanos, la que nos seguirá haciendo humanos o nos va a deshumanizar si seguimos con el capitalismo desenfrenado que hay.
La Iglesia parece que ha abandonado estos ideales…
— ¿Cuál Iglesia? ¡La Iglesia es el pueblo de Dios! ¡La Iglesia no es la jerarquía, la jerarquía es otra cosa! El papa Pío XII, que era conservador, mejor dicho reaccionario, sin embargo dijo que la Iglesia eran los seglares y que la jerarquía era para servir a los seglares. Sobre este punto, Ernesto Cardenal adelanta que trabaja en la vida del obispo michoacano Vasco de Quiroga, uno de los pocos que han demostrado que es posible una sociedad ideal.
“Ni Tomás Moro pensó nunca que podría realizarse, ni Platón pensó tampoco que su República podía realizarse y entonces este originalísimo Vasco de Quiroga pensó que ese sistema era para el Nuevo Mundo. Su obra duró 200 años y ahí todavía los indios en México lo recuerdan con el nombre de Tata Vasco; tata significa papá, que también es el título que se le daba a Dios.” (Tomado de La Ventana)
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