domingo, 18 de octubre de 2009

COSAS DE CUBA: EL AGUA TIBIA

Por Luis Sexto
Qué quise decir -me pregunta un lector- cuando escribí, entre otras afirmaciones, que nos estamos habituando a poner la solución de los problemas solo en la gente, en el esfuerzo de la gente sin considerar el papel de los medios de trabajo, su organización y las modificaciones imprescindibles y urgentes que los dinamicen creadoramente.
¿Qué quise decir? Nunca pretendo decir, más bien digo. Esto es, no envío mensajes sibilinos, subliminales. Quise decir y dije eso mismo que usted acaba de leer. Fue una acotación particular dentro de aquel tema. Ahora, quizás, pueda desarrollarla.
Podría haberme referido entonces, si el espacio me lo hubiera permitido, a los pormenores de mi alusión y me hubiese apoyado, como ejemplo, en la productividad del trabajo. He leído u oído en ciertos informes que, a pesar de que ha habido algún aumento de salarios, la productividad no se ha comportado proporcionalmente. Traducido a un lenguaje más claro, la observación puede significar que los trabajadores ganaron más, pero no trabajaron con la misma intensidad. Así, más o menos. ¿El sentido común, la verdad científica acompaña a esas opiniones? ¿Son exactas? ¿Justas, como mínimo? No del todo. Plantear el problema de la productividad exclusivamente como una relación entre el dinero y el resultado del trabajo, es reducir el alcance de esa categoría económica. El juicio se queda a medias, y uno lo asume como si se quisiera poner el problema en un solo lado. ¿Me equivoco?
Tal vez la intención no sea reprobar o culpar a la gente. Pero exponiendo el problema así, como una puja entre mayor salario y menos productividad, qué podríamos sugerir: que los trabajadores mantienen una actitud negativa, que son indisciplinados, incluso ingratos con un proyecto social que los ha redimido, y todo lo de más que podamos suponer sin tasa.
No deseo a mi vez reducir la responsabilidad de los trabajadores. Ni justificar a los que incumplen. Cada cual ha de hacer cuanto le corresponde. ¿Claro? Pero quién no conoce a trabajadores que en algún momento de estos últimos años, laboraron hasta sin zapatos. Quién no sabe de muchos que madrugan para compensar las desventajas del transporte y llegar a tiempo; quién no sabe de otros que inventan soluciones para que el trabajo no se detenga… Y quién no conoce a muchos obreros, empleados, técnicos y profesionales que se sienten limitados por la impotencia, porque no pueden paliar las dificultades que los aquejan o las contradicciones que limitan su dedicación, pues no dependen de sus iniciativas, ni siquiera de sus decisiones. Dependen, en efecto, de otras voluntades…
Por lo tanto -y me expongo a descubrir el agua tibia de la teoría- la productividad no depende solo de las reservas subjetivas de los individuos, ni de mayores ingresos. También del ambiente, las condiciones y los medios de trabajo; de la organización productiva y las fórmulas de pago; de la democracia y el clima laboral; de una creadora socialización del trabajo y la propiedad, y del efectivo trabajo de dirección… Estas, y otras, son, sobre todo, las reservas que aún me parece no se utilizan plenamente para potenciar la acción humana. Quizás en una empresa que discurre bajo las normas del perfeccionamiento, las cuentas sean otras. Pero, lamentablemente, todas no se cobijan bajo este sistema.
A mi modo de ver, hemos de modificar ciertos conceptos. Porque evidentemente sin zapatos no se avanza mucho; madrugar en exceso puede hacerse hasta una hora racional; intentar destrabar el trabajo y la productividad solo con la voluntad y la imaginación, termina en fracaso cuando uno aprecia que resulta inútil la insistencia… Fidel una vez hizo una advertencia memorable: inventar un falso enemigo, significa rehuir al enemigo verdadero. Con esta cita afirmo que exaltar una causa, una sola, a rango supremo, puede implicar que alguien se olvide de las demás, que suelen ser tan o más importantes. Y por acometer una causa entre tantas de pareja influencia, las consignas pueden convertirse en papel, y el trabajo político en retórica, y la educación económica en un proceso baldío, porque realidad y teoría discurren por lados opuestos. Más que formación económica para los trabajadores, digo de paso, hace falta información y dirección económica segura de sus fines y congruente con sus posibilidades.
Bueno, con todo esto no he querido decir algo. Modestamente lo he dicho.

2 comentarios:

La Mano Amiga Internacional Inc dijo...

el descubrir el agua tibia,tiene su importancia si se está en un lugar donde toda el agua está fria a punto de congelación{
El porqué de una cosa,su causa su génesis es sin duda alguna,el verdadero camino del conocimiento y por ende de las soluciones posibles a toda interrogante.
Aplicar un estímulo de forma mecánica, cual reflejo condicionado,como se hace con los delfines en los acuarios, no es la respuesta científica cuando se trata del hombre y su cosmovisión y relación laboral.
Es por ello que el aumento de salario no es necesariamente un signo de aumento de la productividad laboral.
De la maanera que la Teocrácia no es la garantía del funcionamiento de la democrácia por que son términos excluyentes, así también la burocrácia;o las "otras voluntades"no puede ser en si misma la solución a un problema que ella nunca podrá entender.
Una economía como gobierno de la casa,de la familia,nunca podrá ser dirigida por una clase que dirija desde una dimensión diferente al obrero como fuerza productiva.
Es por ello que la burocrcía no sabe que hacer con las tierras actualmente improductivas, no porque éstas sean de mala calidad para producir,sino porque no
no se ha sabido que hacer con ellas.
Los medios científicos que impulsen la producción, no pueden estar atados a estereotipos ideológicos que han probado su ineficacia y, la prueba de ellos es que el problema existe.
Descubrir el agau tibia, es decir simplemente lo que se quiere decir.Pero entre el querer y el hacer se dan situaciones que demandan la profundidad del analisis en sentido horizontal y no vertical.Porque mientras las cosas tengan que venir desde arriba siempre tendran el olor a buró y no tierra fresca recien arada.
Si un trabajador va a su trabajo sin un par de zapatos eso es tan impropio como que un niño valla a una escuela sin zapatos.
Yo prefiero ver ese asunto como una metáfora y no como una realidad.
Lo importante no es descubrir el agua tibia sino que hemos de hacer con ella.

Rev Leonides Penton Amador

La Mano Amiga Internacional Inc dijo...

Si el dinero solo fuera el medio remunerativo del trabajo,entonces para conseguirlo,bastaría con trabajar.Entonces todo el mundo inegorablemente tendría que sudar la camisa,quemarse las pestañas,gastar el grafito de los lápices,morirse delante de una computadora ctc..
Pero el dinero e consigue por otros medios y,eso da lugar a lacorrupción,y todo ue esto implica.
Se ahace nsario pues,una filosofia del trabajo que ese haga atrativa, que motive a al entrega social po medio de una activad, cuasi sagrada.
Será justo que mi tabajo no alcance para cubrir mis necesidades más perentorias?
?Como podré obtener eldinero faltante para cubrir mi cuerpo,tener una habitacion para guarecerme de las inclemencais deltiempo?
Si trabajo para un patron lo hago rico conmi trabajo y, por lo contario si trabajo para otro cualquier ente se supone que el resultado de mi trabajo sea bien administrado y redunde en beneficio colectivo pero, como se puede demostrar que es para satizfacer las necesidades sociales si las mias mismas no son satisfechas?
?Podrá un periodista ser un buen adminitrador de empresas de produccion de embutidos?
El trabajo tiene como fin primarioel alcance de lo elemental indispensable para vivir decorosamente y, como resultado último el bien colectivo.El trabajo tiene que ser el libre ejercicio del que trabaja.
La riqueza de una nación está supeditada al trabajo.
Hasta que no se encuentre la forma de que se trabaje con interés todo será nada más que una teoría que no podrá superar la realidad pues como se ha dicho:"teoria y realidad son términos opuestos"

Rev Leonides Penton Amador