martes, 8 de diciembre de 2009

LA VERDAD NECESITA DE LA GLORIA

Por Luis Sexto

Uno de los hallazgos del lector que fui y soy es que el periodismo, además de objetivo y dinámico, necesita ser interesante. Acepto el criterio de que para escribir una cuartilla hay que leer diez cuartillas ajenas. Por lo tanto, antes que periodista fui lector, y nunca leí, ni leo, en un periódico o una revista, nada que no sea capaz de interesarme. Y la credencial de “lo interesante” se aprecia en las primeras líneas. Interesante, digo, no solo porque el tema o asunto lo sea, sino por la imaginación con que es construido y es trasegado a la expresión”.
No puedo excluir que cada día creo más en los vasos comunicantes del periodismo y la literatura. Como diría el catalán Alberto Chillón, entre literatura y periodismo existe una larga crónica de relaciones promiscuas. Al menos, en términos generales y en ciertos géneros. Por ejemplo, si una historia periodística me la presentan en un reportaje con la inarmónica, seca y lenta forma de un informe sindical o administrativo, colmado de obviedades, ya empiezo a desencantarme. Y si ello me ocurre a mí, que leo casi por obligación, cuántos lectores más se sentirán aburridos ante esa prosa notarial que suele creerse como la ideal para el trabajo informativo.
El periodismo es un ejercicio de cultura que parte del mestizaje cultural, es decir, no solo saber de técnica periodística, sino de todo lo demás que convierta al periodista en una especie de sujeto del Renacimiento. Por tanto, para hacer creadora la legítima promiscuidad entre literatura y periodismo hace falta un desván atestado de experiencias vitales y de lecturas. Esa ha de ser la norma profesional por una parte; por la otra, el resultado tendrá también, como es lógico, un componente personal de facultades, talento, aptitudes. Por ello, en el ejercicio del periodismo se ha de aspirar a calzar botas de siete leguas, para poder usar cómodamente los zapatos que correspondan a nuestros pies.
No me parece posible por ahora una mayor presencia del periodismo literario en los medios cubanos. Muchas barreras lo impiden. En primer término, el paternalismo. Todavía creemos que hay que atemperar el estilo y la técnica a los lectores más rezagados, como si esos “lectores” en verdad leyeran. Alguien una vez me escribió criticando que yo usaba palabras muy raras, y citaba el término peyorativo. “Yo, que tengo dos títulos universitarios —decía airadamente el lector—, no sé qué significa esa palabra”. Me parece, pues, que no hay que culpar al periodista; más bien, al lector, que no se inquieta por incrementar el saber que le validan sus títulos, y a la Universidad, que gradúa alumnos por dos veces sin que sepan qué significa peyorativo. Además, la falta de espacio ha limitado la extensión del periodismo literario. Por último, mientras tengamos una concepción del periodismo subordinado a la propaganda, y no se imponga el equilibrio entre lo importante y lo interesante, y no le sea reconocido al periodismo su papel activo en la creación de la opinión pública y como promovedor de cultura, seguirá predominando ese “espíritu de cobrador de cuentas” que decía Miguel Ángel de la Torre distinguía a sus colegas en la década de los 1920. Tengamos presente, también, que el periodismo literario es, además, signo de vocación, inquietud, talento. Es decir, es prerrogativa individual.
.El colega Enrique Milanés León me formuló recientemente una pregunta sutil: “¿Usted se atrevería a ver en el Premio José Martí que usted recibió en 2009, además de propio, como un estímulo adicional a que otros sigan un reporterismo de más vuelo?” Y Tiene razón el agudísimo y modesto Milanés. Creo que esta vez el Premio José Martí no se caracterizó tanto por premiar a un periodista como por reconocer y estimular un tipo de vocación y de ejercicio periodístico. Un periodismo negado a ser una especie de acta del acontecer; un periodismo que parte de la convicción de que debe disponer de un espacio en la sociedad, como una visión sesgada que, desde el mismo balcón, sea capaz de completar la visión frontal que suele caracterizar a la política.
Es decir, en lo particular he creído que yo también tengo una opinión, aunque no coincida con quienes toman las decisiones. Y como la tengo, he de decirla en el medio donde mi crédito posee franquicia. Y he de decirla, no como la dicen los políticos, sino, aunque a la larga coincidamos con aquellos, como exige la relación entre periodista y lector: una forma que interese y atraiga, despegue y se eleve. No sé… pero pensar de otra manera equivaldría a desconocer a Martí. Las ideas del Maestro son también todavía tan hermosas y verdaderas, porque aún está vigente la forma con que las arropó. Como dijo uno de mis escritores predilectos desde la adolescencia, León Bloy: la forma no es un lujo, porque la verdad necesita siempre estar en la gloria.
Hay que tener en cuenta, también, las facultades personales. Y por otra parte, cuando en las universidades se habla de periodismo literario, el alumno de pregrado ya ha asimilado un concepto tradicional del periodismo, con lo cual no hay tiempo académico para hacerle ver que el periodismo personal implica negar lo aprendido para poder enriquecerlo. Sin embargo, mi experiencia docente confirma que entre 40 alumnos, unos tres o cuatro tienen inclinación para trascender por el uso de formas más creadoras. No creo que por ahora podamos aspirar a más. No es desdeñable el valor de la individualidad. El talento parece, por momentos, una fruta en extinción
Reparo, en ese sentido, que el clima creador de una redacción depende de los editores, los cuadros. En la teoría de la dirección se establece que el 80 por ciento de lo que sucede en una empresa es atribuible a los que dirigen. Y desde Maquiavelo para acá se sabe que un conglomerado humano será lo que sus dirigentes hagan de él. Por lo tanto, a editores con un concepto plano del periodismo, ha de corresponder un periodismo plano en ese medio. Solo sobresalen los herejes que, con su obra tozuda y paciente, llegan a ser aceptados. Incluso premiados.
A veces olvidamos que el hombre como especie tiene la facultad de reconstruir lo vivido. Por ello existe la historia. Y ese privilegio de tener memoria y evaluar y reproducir lo vivido, alimenta el arte de la plástica, la literatura, incluso la música. El juglar acompañó el desarrollo de la civilización. Y entre juglar y periodista hubo poca diferencia. Por tanto, para no hacer pesadas estas palabras, el periodista ha de contar su noticia de la forma más vívida posible, cuando la noticia merezca convertirse en una novela breve y apasionante. Hoy recordamos y elogiamos a Kapuscinski, a García Márquez, a Hemingway, a Norman Mailer, a Pablo de la Torriente, a John Reed, a Alma Guillermo Prieto, a Joan Didion, porque supieron o saben “contar la historia como novela y la novela como historia”, de acuerdo con el principio de Mailer”.
Sin excusas, uno ha de imponerse modelos. Porque la originalidad en el vacío no está fuera de toda duda: yo dudo de ella. Y por lo tanto sigo deseando que mi obra tenga la pasión y la valentía de León Bloy; la precisión de Hemingway; la imaginación de García Márquez; el estilo musical de Jorge Mañach; la audacia de Pablo de la Torriente Brau. Y la sinceridad de Luis Sexto, que es el único mérito que me tolero.
Y para hablar de colegas actuales, pediría el uso de los adjetivos a Jorge Garrido; la síntesis a Argelio Santiesteban; el desenfado a Rolando Pérez Betancourt; la capacidad fabuladora a Leonardo Padura y el rigor estilístico de Eduardo Montes de Oca”. Y lo pediría por una razón principal: eso que reconozco en ellos, a mí me falta.

6 comentarios:

La Mano Amiga Internacional Inc dijo...

Yo a veces me pregunto como será posible que el periodismo cubano sea más creador si tiene que responder a intererses de una propaganda en primer lugar.No solo el periodista tiene la falta de espacio para hacer un trabajo periodístico literario, sino que está sujeto a una linia de intereses globales que ignora los intereses personales de los lectores.
Mientra el mundo se debate en una situación que debe interesar a mucho en una sociedad , se escribe de temas que interesan sólo a un pequeño grupo de lectores..Y esto porque las noticias o los temas son dirigidos a un solo fin: la propaganda.
es cierto que para escribir se hace necesario leer diez cuartillas del mismo tema, pero no es solamente leer, sino tambien,oir y ver,entrevistar, conversar y analizar en vivo sobre lo que se quiere escribir,es decir, hay que sacudirse el polvo de la silla y del buró para ir hasta donde está el pueblo con sus inquietudes y aspiraciones. y después tener la valentía de no ceder ante el burócrata que no cree prudente tal publicación.
La experiencia vital y todo el tiempo de lecturas no puede quedar doblegado,traicionando el talento periodistico ante el que impone criterios que no son concordantes con las realidades de los.
tiempos.
"Ser cultos para ser libres" pero una cultura que no se escriba con un !biba La kultura!y donde el periodista descidenda misericordiosamente a un nivel inaceptable.El arte del buen decir ha de ser concomitante al arte del buen pensar.Pero sobre todo pensar por cabeza propia y nunca jamas por la ajena.

si es cierto que el fin del periodismo es ser un creaador de opinión,es cierto tambien que esta opinion ciudadana tiene que hallar tambien un medio de expresión independiente de toda otra a la cual tenga que subordinarse, es decir, un medio que permita que el pueblo se esprese por si mismo como entidad viva e independiente.Solo asi el periodismo habrá cumplido su mision formadora de nuevas genraciones capaces de pensar y de crear

Rev Leonides Penton Amador

La Mano Amiga Internacional Inc dijo...

El talento aunque parezca que está en "extinción" se encuentra,como la fe oculta, que se ha introyectado en el ser humano desde su niñez.Esa fruta que parece en extinción surgirá dinámicamente tan pronto se den las condicones que así lo permitan.
Es el dogma,como creador de herejías el que trata de matar al talento como, intentó Herodes en el caso de Jesús.Herodes quería que Jesús muriera en la cuna.
Es por lo tanto la herejía creadora,en tanto y por cuanto se opone al dogma establecido en aras de la unidad nacional mal entendida, o confecional desde el punto de vista religioso.
A los pueblos no se les puede ordenar el ejercicio del pensamiento.No hay decreto que sea capaz de sustituir ,invitando a que se piense ,el derecho natural al libre pensamiento de los pueblos.

Es el periodista,que tambien piensa,que tambien, tiene opinión propia, el llamado, a ir más allá de las consignas y los dogmas.
El peridista no tiene que ser en sí y de por sí un ser contestatario, un rebelde con causa o sin ella.Tiene un único compromiso y es con la verdad y solamente la verdad.tiene que darle el justo peso,la gloria, a la verdad que le conforma como luz de el pueblo que le escucha y que le lee.
Más que una profesion es una vocación.Su fin último es llegar al ideal de una moral sin dogmas,y de crear una nación de pensadores.

Rev Leonides Penton Amador

Ken dijo...

Gracias, Luis, y tambien La Mano Amiga, por sus observaciones historicas. Considero de sumo interes estas declaraciones:
Fidel Castro, 1959: “Todo el mundo está informado, para eso hay libertad de prensa. Porque según las dictaduras la prensa no les conviene porque les estorba, a un gobierno honrado y a un gobierno democrático la prensa le conviene, porque lo mantiene en constante contacto con la opinión pública, y la fuerza de un gobierno no está en las armas.”
“…para salvar al continente para el ideal democrático, mas no para una democracia teórica, no para una democracia de hambre y miseria, no para una democracia bajo el terror y bajo la opresión, sino para una democracia verdadera, con absoluto respeto a la dignidad del hombre, donde prevalezcan todas las libertades humanas bajo un régimen de justicia social, porque los pueblos de América no quieren ni libertad sin pan ni pan sin libertad.”
Fidel Castro, 1966: “…También creo que la crítica constructiva es muy sano, si es constructiva y no destructiva. Con respeto al hecho que uno solo lee el lado negativo sobre los Estados Unidos en nuestros periódicos, ésto es verdad.”
José Martí:“Sólo la opresión debe temer el ejercicio pleno de las libertades.”

Ken dijo...

Como dijo Fidel: “La prensa libre es el primer enemigo de la dictadura.”
“La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante, es proposición, estudio, examen, consejo; han de vivir los pueblos criticándose, porque la crítica es salud, y los pueblos solo aman lo que crean.”- Jose Marti
José Alejandro Rodríguez (http://www.juventudrebelde.info): “Es cierto que la información es un arma de doble filo, porque revela las luces, pero también los hoyos oscuros de la realidad. Pero la información es un bien público, y no podemos sustituirla por la oportuna información permitida, por la información virtual, por la información-propaganda o la información conveniente, la información con pinzas, o como quiera llamársele. La información es información.”

La Mano Amiga Internacional Inc dijo...

La crítica no ha de ser sutil, sino sincera.Ha de buscar una respuesta adecuada ante un problema real.Ha de buscar soluciones y no confrontaciones.Tiene necesariamente para que sea válida, que ser objetiva y veráz.
Cuando recordamos las expresiones de personas ya fallecidas o de personas que actualmente viven,hemos de regirnos por una hermeneutica correcta para poder interpretar en que contexto situacional se dijo algo o se expresó un juicio cualquiera.Ya Jesús advirtió en el evangelio segun San Juan:"si han guardado mi palabra tambien guradarán la vuestra"
Lo cual quiere decir, que velarian las palabras dichas para luego sacarlas a luz como prueba de una discordancia con la realidad.
Digo esto,porque no creo halla desavenencia alguna con ciertas declaraciones sobre la libertad de prensa y la democracia y este mismo asunto en el contexto social y político en Cuba.
El problema ha estado en la economia de prioridades en detrimento de la atención debida a temas generales que son de interés de la población en su conjunto.
Los adultos no necesitan leche como alimento básico, sino viandaa fuerte para su desarrollo integral, asi tambien ha de ser tratado el ente social.A los pueblos que han alcanzado la madurez necesaria para saber analizar cualquier tema y afrontar culaquier situación, no se le puede dejar de dar la informacion oportuna para que ésta sea metabolizada para su bien y provecho.Si "La verdad necesita de la gloria" tambien necesita de la crítica y su libre discución.

Rev Leonides Penton Amador

Ken dijo...

La revista Sucesos de sept. 10, 1966 contiene lo siguiente:
“Es verdad que no hay libertad de prensa, mas lo confesamos, y tenemos nuestras razones. Los reaccionarios y contrarrevolucionarios no pueden escribir en nuestros periódicos.”
“…Ahora, aceptamos el hecho de que no hay libertad de prensa aquí. ¿Por qué? Porque estamos en un periodo de formación revolucionario, un periodo con metas políticas a las cuales el periodista ha de someterse. Y no hay crítica debido al hecho que hemos estado viviendo en una situación de emergencia durante estos años. Por el otro lado, el periodismo requiere gran cultura y entrenamiento sólido, porque el periodista tiene una gran responsabilidad para con el pueblo. No tenemos esa clase de periodista, aunque intentamos entrenarlos.”
Si alguien acepta éste argumento de Fidel Castro en contra de la libertad de prensa, entonces debe contestar, ¿Cuando habrá periodistas suficientemente entrenados para poder trabajar libremente, sin temer censura o represalias por publicar algo que desfavorece al gobierno, o que hable de algún aspecto positivo de lo que ocurre en "el mundo capitalista"? Se me hace que, después de 50 años, ya no se trata de una situación de emergencia. Personalmente, recibo canales televisivas gratuitas (y completamente legales) de varios países, a través de satélite. Se permiten estos sistemas en Cuba? Si no, ¿por qué no? Considero obvio que el pueblo Cubano tiene la inteligencia y educación suficiente como para hacer un uso adecuado de diferentes puntos de vista. Sin vencer "los demonios de la información secuestrada", tan hábilmente descritos por José Alejandro Rodríguez, el pueblo no puede informarse adecuadamente, ni mejorar en forma eficaz las deficiencias existentes en cualquier sistema o sociedad.