viernes, 19 de marzo de 2010

NUEVA ARCA DE LA ALIANZA



Por Luis Sexto

El aniversario 30 del asesinato del obispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero favorece actualizar la idea de Fidel Castro sobre la alianza estratégica entre cristianos y marxistas. Las balas que abatieron al arzobispo de San Salvador mientras celebraba la eucaristía, arrastraban en su penetrante velocidad el propósito de ajustarle cuentas al prelado por haber querido que la estrella polar no apuntara al norte sino al sur. Monseñor Romero –san Romero de América según la canonización proclamada por el obispo Pedro Casaldáliga- es un mártir de la revolución latinoamericana. Un mártir de la justicia aún pendiente sobre las hambres y frustraciones del pueblo latinoamericano.
Ocho años antes de que la sangre del pastor se mezclara con la sangre del Cordero sobre el altar del sacrificio – 24 de marzo de 1980-, Fidel Castro había formulado un principio que trastocaba el dogmatismo prevaleciente al juzgar a la religión y a los hombres de fe o de iglesia, como virtuales enemigos o, al menos, como entes de sospechosa cercanía. Los cristianos son aliados estratégicos –es decir, no de conveniencia provisoria, no “compañeros de viaje”- de los marxistas, y de los revolucionarios en su definición más abarcadora. A mi modo de interpretar la idea del líder cubano, Fidel asumía al concebir y difundir ese enfoque que el cristianismo, por su doctrina, que privilegia a los pobres, y por su ética, cuya máxima potencialidad es entregar hasta lo que no se posee, estaba muy próximo a los ideales de la revolución popular.
¿Existe, como establecía Hegel, una tajante separación entre la ética civil, laica, y la cristiana? Tal vez la respuesta dependa de qué posición se adopte ante el cristianismo. Si juzgamos la doctrina del Evangelio como un hermético código individualista, un mensaje de salvación exclusivamente “personal”, Hegel podría tener razón. Por el contrario, si como sostiene Leonardo Boff, “más que mejorar la expresión religiosa, el cristianismo pretende ayudar a la construcción del hombre nuevo”, el imprescindible filósofo alemán se verá obligado a modificar un tanto su parecer.
Así, pues, la dicotomía, la separación, que no pocos marxistas y revolucionarios han defendido irracionalmente, se reduce a un asunto de opinión. Si los cristianos, y los que no lo son, reconocemos como necesaria una teología de lo político, llegaremos a admitir que esta, al decir del mismo Boff, “procura libertar la comunidad cristiana de la versión intimista y privatizante que se le ha dado al mensaje de Jesús”. Evidentemente, la ética cristiana se fundamenta en la caridad. No, por supuesto, la caridad que sugiere el término inglés carity, y que Arnold Toynbee considera empequeñecido sinónimo de limosna, simple acto individual que tranquiliza conciencias, aunque nada modifica ni transforma en las estructuras sociales de la pobreza. La caridad -caritas latina, ágape en su versión griega- es, en cambio, el amor que todo lo sufre y todo lo arriesga por el prójimo, el pueblo. Gratuitamente. El cristianismo resulta así un camino global para edificar el Reino de Dios, que empieza hoy, aquí, entre nosotros, los vivos, y que muchos no creyentes traducen con la esperanzadora palabra revolución o utopía. Por todo ello, más que alentar una contradicción con la ética civil, laica, la doctrina de Cristo es un referente nutricio de la solidaridad revolucionaria. Una fuerza más para el mejoramiento y la preservación de la dignidad humana. Sin exclusivismos de un lado. Ni discriminación del otro. Porque la unidad política se forja por sobre toda cosmovisión. No consiste en la conjunción de filosofías afines, sino en el concierto de programas y acciones orientados hacia la transformación de la realidad indeseable.
La vida y la muerte de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, por tanto, ejemplifican con el acierto irreprochable del martirio la propuesta de Fidel Castro. Un juicio demasiado suspicaz ha de pensar sensatamente antes de presillar el expediente de reaccionarias o conservadoras con que solemos bautizar pluralmente a las jerarquías eclesiales, incluso a los hombres de fe. Un obispo posee, dentro de la organización romana, autonomía y colegialidad. Y su voz, guía de la iglesia local, adquiere una altitud, una preeminencia que influye en la feligresía, aunque sea obligada a convertirse en una voz que “clama en el desierto”. Y el mérito de Romero trasciende las denuncias de los asesinatos y desafueros de la dictadura salvadoreña, durante sus homilías en la catedral. Se zambulló en lo profundo, en lo más comprometedor de la fe y la signó con un contenido unívoco, sin dicotomías, entre lo escatológico y lo social inmediato. Promovió la lucha por la justicia en su interpretación catequética de los Evangelios: no es cristiano quien salga de la vida y se ubique al margen de la sociedad. Y de los evangelios dedujo su fervor por los pormenores terrenales. “Una verdadera conversión cristiana –sostenía- tiene hoy que descubrir los mecanismos sociales que hacen del obrero y del campesino, personas marginadas. Por qué solo hay ingresos para el pobre y el campesino en la temporada del café y del algodón.”
Ese mezclarse con el mundo y compartir los sufrimientos en el parto de un mundo renovado, no es, naturalmente, lo específico cristiano. Hemos de tenerlo como referencia para comprender al aliado. Lo específico cristiano –según la teología- es la fe en Jesucristo, como Dios que encarnó. Pero cuando la fe cristiana se alarga en un ósculo de universalidad y se encarna como remedio del dolor, valladar del poder abusivo, de la distribución injusta, el cristiano es superior. Muchos sacerdotes pueden todavía reprochar al padre Camilo Torres su decisión de no celebrar más los sacramentos hasta cuando no reinara la justicia en Colombia. Ese sacrificio, sin embargo, paso a convertirse en una ofrenda de amor bajo las especies de un fusil. ¿Cómo, si no, hemos de reproducir el hallazgo primordial de Camilo Torres: no sabemos con certeza si el alma es inmortal; sabemos, en cambio, que el hambre es mortal? Y cómo se ha de matar el hambre cuando tantos se niegan a que muera. Y la violencia, esa que Orígenes, uno de los Padres de la Iglesia, negó como instrumento de los cristianos en su polémica contra Celso, resurge ahora depurada por manos que consagraron el pan y el vino en el culto eucarístico. La violencia no se caracteriza solo por la naturaleza del odio. Existe la violencia del amor. De modo que presentar la otra mejilla al que destroza, demuele, pulveriza la vida en nombre de la ganancia, el poder de clase, es quizás una ofensa a Dios. Podré regalar mi mejilla sana al que me abofeteó -así, en lo privado-, pero no tengo derecho a ofrecer la de mi prójimo, ni a tolerar que, delante de mí, lo golpeen.
La violencia del amor es, sin embargo, multiforme. No consiste solo en fusil contra fusil. Denuncia con la palabra, levanta las manos para votar contra el desafuero, apunta con el índice el error de lesa persona o lesa sociedad. Y esas son también señales de la violencia creadora que distinguió a los profetas. La crónica de las comunidades eclesiales de base en América Latina está enlutada por cuantos exclamaron, a usanza de los primitivos cristianos: “Non possomus”. No podemos renunciar a defender la verdad, combatir el mal, amparar al pobre, exaltar al justo. Y la sangre ha consagrado esa actitud. Decenas de mártires: obispos, sacerdotes, monjas, laicos. Fidel Castro lo comprendió, incluso desde antes de 1972, cuando propugnó la alianza entre cristianos y marxistas. Ya lo había expresado en su praxis en la Sierra Maestra, 1958, cuando allí llegó el Padre Guillermo Sardiñas decidido a ejercer su ministerio sacerdotal entre los guerrilleros y también dispuesto a asumir el ministerio guerrillero con sus manos ungidas. Fidel lo aceptó. Y el Che Guevara sintetizó esta política –a pesar de sus posteriores desvíos desde el poder- con el equilibrio que matiza aún sus más apasionadas apreciaciones:
“Nosotros nunca hemos venido a dividir, y constantemente hemos tratado de unir. Esa era una de las consignas primeras que desde la Sierra nos diera nuestro Jefe Fidel Castro: no separar a los cubanos (…) por su manera de pensar en materias espirituales; siempre tratar de juntarlos, siempre tratar de limar asperezas (…) y las lógicas diferencias de pensamiento (…) entre un católico y un protestante o una persona sin religión; no acentuar las diferencias, sino acentuar todos los puntos de contacto, todas las aspiraciones honestas, que nos permitan marchar juntos hacia la victoria.”
Del otro lado, aparte del testimonio cruento de infinitud de cristianos, uno de los escritores católicos más leídos en el siglo XX y autor de un poema al Che, tan bello como una antífona del oficio divino que recitaba en el monasterio de Gesetmany, Kentucky, el monje trapense Thomas Merton -aún dentro de su apego al papado y a la ortodoxia- concebía una definición cristiana de la sociedad un tanto discrepante de la síntesis oficial pontificia. “¿Sociedad cristiana?” –se preguntaba y respondía: “(...) no es una sociedad regida por sacerdotes, ni tampoco, necesariamente, una sociedad en que todos tengan que ir a la iglesia: es una sociedad en que el trabajo es para la producción y no para el beneficio, y la producción no es para sí misma, no solo para los que posean los medios de producción, sino para todos los que contribuyen de modo constructivo al proceso de producción.”
Tal enfoque quizás se aproxime al socialismo. El socialismo, por supuesto, no se apoya, como asiento primordial, en los sentimientos, en la bondad de unos hombres hacia otros. Se hace estructura para que el régimen de propiedad y la distribución de la riqueza, beneficiados por relaciones sociales solidarias, faciliten el perfeccionamiento humano.
No tengo mejor final para esta reflexión que una anécdota de Leonardo Boff. Ocurrió en la Cumbre de la Tierra, en 1992. Según le contó al periodista cubano Eddy E. Jiménez Pérez, Boff había decidido abandonar el sacerdocio a causa del hostigamiento del Vaticano. Antes de comunicarlo a la prensa, quiso informar a Fidel, allí presente, porque “eres nuestro amigo”. Fidel le respondió: “No, Boff, no eres mi amigo, eres mi hermano.” Y le preguntó: ¿Tú sigues creyendo y estás convencido de la liberación de los pobres y oprimidos? El teólogo asintió: “Sí, esa es mi convicción.” “Entonces –dijo Fidel- lo mejor del cristianismo está salvado…”.

9 comentarios:

alonso dijo...

me gusta mucho su articulo ,es profundo y bien documentado,lo suscribo en su totalidad,el cristianismo es la fuerza mayor que mueve al mundo es la maxima expresion del humanismo.
por lo anterior,y por lo mismo que plasma ud en su articulo,le pido un comentario ,uno solo ,acerca de las siete fotos de los muertos de mazorra que aparecen publicadas en la red,de la golpiza dada por la policia a unas mujeres que desefilaban pasificamente por la habana esta semana,no impota sus ideas politicas,esto no es batalla de ideas, es otra cosa,y por favor diga algo acerca de la muerte de un huelguista de hambre que estaba preso(recuerde a julio a mella y a machado y sobre todo a ruben martinez villena llamando al dictador azno con garras).me permito decile esto para que no vaya a quedar ud como otto meruelo,aquel tristemente celebre vocero de batista.
depues de ver esas fotos,y ver como se maltrata a mujeres en las calles de mi pais he sentido verguenza de haber prestado servisios en las far durante mas de 25 anos ,y de decir que soy cubano en esta mi segunda mision fuera de cuba (la primera fue poniendo mi vida por delante en moxico)cosa que dudo hayan hecho los que repartian golpes a mujeres y de militar en el mismo partido donde militan los que dejaron morir a los pasientes de mazorra(me viene a la mente hatuey).
por favor hable ,publique ,escriba.

alonso

Luis Sexto dijo...

Señor Alonso: Si usted piensa que voy a escribir tal y como usted ve a Cuba, le puedo decir que de verdad no lo puedo complacer. ?Dónde usted vio a las mujeres golpeadas por la policía? Porque en verdad yo nos las vi. Vi gente gritándole a otros mujeres vestidas de blanco que llevaban detrás al segundo secretario de la Oficina de Intereses de los USA en La Habana; vi a la policía protegiéndolas de las muchedumbres. La TV cubana difundió las escenas y no leí a ningún corresponsal extranjero decir en sus informes que la policía las había golepado. Ahora si usted habla porque leyó el Nuevo Herald, pues le sugiero que cruce fuentes. No es bueno, leerlo si confrotnar. Yo lo leo, pero como soy especilaistas en comunciación, sé en qué consiste su juego: manipular datos e imágenes. Lo leo, pero leo otros fuentes y sobre todo la confronto con mi experiencia en Cuba donde vivo. Creo que de los fallecidos en Mazorra ya habló el gobierno cubano y sé que ha tomado medidas para que hechos tan lamentables no se repitan. Claro que el gobierno revolucioanrio es el primer interesado en que el descuido y la sensibilidad de unos no estropee su obra en Mazorra. No olvide usted que fue la revolución la que rescató a todos los pacientes que allí estaban internados en 1959. Ahora bien, yo sí vi a la policía dar golpes a los protestantes en Copenhague, hace unos meses, y le pregunto: ?Usted se conmovió, se conmovió el mundo; usted escribió comentarios protestando en blogs de periodistas de esa capital? He publicado su comentario; y le respondo. Estamos tablas.

alonso dijo...

grasias por su respuesta , es propio de personas decentes y cultas,no voy a polemisar con ud , no fue mi objetivo,lo respeto y en cuanto a lo que leo ,va desde granma y juventud rebelde ,sobre todo a ud y ciro bianchi,asi como dicimiles publicaciones del mundo,excluyo al nuevo heral por mediocre y pobre manejo del lenguaje.
cuando le pido que escriba ,no pretendo imponerle a ud criterios mios ,solo lo aliento a que sobre determinados temas ,de ud los suyos de forma sicera .

alonso

alonso dijo...

manana hay marcha en washinton apoyen la reforma migratoria ,dara esperanza a miles de seres humanos preteridos.eso es cristianismo .recuerden que el fue extrangero en egipto.

alonso

https://lamedicinadecuba.blogspot.com/ dijo...

Considero que se le ha dado excesiva relevancia a la noticia de Las Damas de Blanco que estan en todo su derecho a protestar, pacificamente. Aqui en Estados Unidos es normal que se produzcan dos grupos a los cuales la policia vitgila para que no haya violencia, tampoco se permiten malas palabras o insultos. Claro, para manifestarte tienes que tener un permiso de las autoridades con las areas de protesta, me parece que en Cuba se maneja mal este problema dando la impresion de lo que no es. Sobre el suicidio, en Alemania los tribunales condenan hasta con veinte anos de carcel los intentos de suicidio,ya que de hecho es un asesinato premeditado por las razones que fueren, una ley que yo instauraria en Cuba pues la considero muy sabia.
Para mi el que se suicida esta fuera de razon y debe ser atendido por un siquiatra, ningun gobierno en su sano juicio va a acreditar tacticas "kamikases" para protestar contra el gobierno que sea, eso lo hicieron los japoneses cuando se vieron perdidos y no les dio resultado.Estan copiando a los shogunes, no le veo gloria a esa conducta contraria a la personalidad de Maceo y los proceres de Cuba que murieron de cara al sol, mas bien es una cobardia.

gdscks dijo...

Luis VI;
Esta usted ofreciendo una sola cara de la moneda o el cristianismo de que habla es otro diferente del que conozco...?
No fue el lider de la iglesia catolica el que ignoro olimpicamente los informes de Monsenor Romero y sin embargo leia diariamente el reporte al respecto hecho por la CIA?
Los cristianos que yo conozco con Bizancio a la cabeza convocaron a cuantos hubieran de tener informacion util y como habiles traperos armaron un muneco que pareciera doctrina para el nuevo pacto. Los mismos que a 500 anos de vida del nuevo engendro no estaban seguros si Cristo era Dios. Los que han adoptado a un Hijo del Hombre del que no se tiene prueba alguna, que nunca tuvo una estatua, en una epoca en que para decirse sabedor de algun area de Humanidades habia que conocer griego y lo relativo a ellos, como la escultura, en donde plasmaban todo lo que estaba en su campo visual. Los que yo conozco se imaginan a Cristo de ojos azules y blanco y que supuestamente fue pasado de contrabando de un lugar a otro burlando a las autoridades del censo romano, que no repararon en ese detalle. Estos que le digo se aferran a la Redencion como la hiedra a la pared, dejando graciosamente a la gente el recurso de matar, que Dios perdona. Los que han hecho correr rios de sangre entre los de otros dioses. Los que cohabitan con la claque poderosa que mata numeros record de personas en el menor tiempo, en el Japon de fines de guerra. Yo se de unos cuya jerarquia dirigente apoyo al despota colonial contra los deseos independentistas del criollo, dos siglos atras. Los que han abusado de menores y son puestos a buen recaudo por Obispos convertidos en Papas. Los verdaderos artifices en destruir paises enteros vendidos al capital. Los de la Falange. Los que mataron millones de iraquies. Los que siguen colateralmente danando...
Usted no pierde la capacidad de impresionarme.

Luis Sexto dijo...

GDSCKS:
Gracias por su largo comentario, pero me parece que hablamos de cosas distintas. ?Usted en verdad leyó mi artículo? ?En qué párrafo defiendo yo al papado? Defiendo sí, el cristianismo que narraron los evangelios; el cristianismo que promueven las palabras de Jesús. Y defiendo a los crisitanos que viven apegados al espíritu y la letra de ese cristianismo que dice: ama a tu prójimo como a ti mismo. Nada más he dicho. Todo cuanto usted ha añadido, se aleja un tanto del centro, la esencia de mis ideas. Claro, sé que la Curia romana minimizó las denuncias de Romero, claro que este, para ver al Papa, tuvo que introducirse en la audiencia general... Pero mi propósito no era repetir los lugares comunes de la historia, sino más bien destacar el martirio de Romero, un jerarca, un obispo, que mostró el verdadro camino. Solo eso. Ahora bien, con respecto a su texto, me parece que usted sí ofrece solo una cara, la cara de la iglesia católica convertida en poder estatal. Pero eso no es el cristianismo. ?O acaso podríamos en justicia juzgar atodos los alemanes por Hitler? El cristianismo no es la conducta de un cristiano, aunque de cierta manera lo represente. Gracias.

gdscks dijo...

Luis VI;
Tiene razón. Estamos hablando de cosas diferentes. Usted habla de filosofía y yo de religión. No sé cómo puede aceptar las cosas malas de la religión y salvar su filosofía, que si hubiera sido tan filantrópica, no la hubieran adoptado los poderosos durante tanto tiempo.
Aún así, considero que usted está haciendo un flaco servicio al ideario revolucionario internacional.
Las contradicciones son una función de relaciones que se identifican, se relacionan y se excluyen.
Al analizar sus proposiciones, no puedo menos que exponer lo contrario, que a mi modo de ver ha sido la historia del cristianismo; práctica ante la cual un observador justo debiera de retroceder espantado.
Su respuesta tiene poco de gentileza y mucho de festinación. Usa el recurso de asesinar al personaje, manido entre escritores: “¿Leyó usted en verdad mi artículo?”
Usted esconde el hecho de que JP II abandonó a su suerte a Monseñor Romero. Dice que no quiere repetir lugares comunes. Pero sucede que eso es parte fundamental de lo que venía usted diciendo. El hombre que le mandaba crónicas de una muerte anunciada, ciudadano de su propia república vaticana, que al parecer opinaba igual que vuesa merced respecto al cristianismo, mandaba informes contentivos de violaciones de todo lo encomiable del cristianismo, que eran ignorados por el vicario de Dios en la tierra, aunque se sabe que se actualizaba de la situación en El Salvador por su amigo William Casey.
Puedo barruntar que su objetivo es demostrar que el cristianismo es bueno en teoría pero malo en la práctica. Le deseo suerte en tal empeño.
La Cosmogonía judeo-cristiana es la única y fue la primera en atribuir la creación de La Tierra y el hombre a la Causa Más Elevada y Unica, al Principio Universal Deífico, a la Deidad Oculta, de la sabiduría antigua. Todas las otras lo atribuyen a entidades de tercera manifestación. Esa pretensión es puramente judía.
¿Cómo ayudaría a la causa de la revolución mundial el concepto del cierre de los cielos a los ricos si a la vez todos su s pecados han sido redimidos con sólo reconocer a Cristo como salvador? ¿Y qué de igual salario para igual trabajo? A Dios lo que es de Dios y a César lo del César: eso favorfece más a las oligarquías latinoamericanas que al discurso de usted.
Creo que lo que sigue es una síntesis aproximada de su artículo, al que no debo responder punto por punto, por respeto al espacio, sino de modo general.

gdscks dijo...

1.- el cristianismo, por su doctrina, que privilegia a los pobres, y por su ética, cuya máxima potencialidad es entregar hasta lo que no se posee, estaba muy próximo a los ideales de la revolución popular.
2.- “más que mejorar la expresión religiosa, el cristianismo pretende ayudar a la construcción del hombre nuevo”.
3.- Evidentemente, la ética cristiana se fundamenta en la caridad.
4.- La caridad -caritas latina, ágape en su versión griega- es, en cambio, el amor que todo lo sufre y todo lo arriesga por el prójimo, el pueblo.
5.- más que alentar una contradicción con la ética civil, laica, la doctrina de Cristo es un referente nutricio de la solidaridad revolucionaria.
6.- Porque la unidad política se forja por sobre toda cosmovisión.
7.- Un juicio demasiado suspicaz ha de pensar sensatamente antes de presillar el expediente de reaccionarias o conservadoras con que solemos bautizar pluralmente a las jerarquías eclesiales, incluso a los hombres de fe.
8.- Un obispo posee, dentro de la organización romana, autonomía y colegialidad. Y su voz, guía de la iglesia local, adquiere una altitud, una preeminencia que influye en la feligresía, aunque sea obligada a convertirse en una voz que “clama en el desierto”.
9.- Lo específico cristiano –según la teología- es la fe en Jesucristo, como Dios que encarnó.
10.- Y el Che Guevara sintetizó esta política –a pesar de sus posteriores desvíos desde el poder. (la alianza entre cristianos y marxistas).

Hay toda una serie de afirmaciones gratuitas, otras que no resisten un análisis serio:

1.- los ideales de la revolución popular no son “privilegiar a los pobres y entregarles hasta lo que no se posee”
2.- de ser cierta esa pretensión, ha fallado miserablemente. El hombre nuevo es la condición sine qua non del socialismo.
3.- lo que la hace útil sólo para seres de poca auto-estima.
4.- el que sufre y arriesga normalmente no tiene m ucho que ofrecer en caridad.
5.- sólo en la teología de la liberación.
6.- al contrario; el pensamiento político se forma en base al concepto del mundo.
7.- ya esto no es filosofía, es necedad; sólo hay que contemplar la realidad y la historia.
8.- por ejemplo, encubriendo a abusadores sexuales infantiles durante años, obstruyendo a la justicia.
9.- entonces nunca hubo, hay, ni habrá cristianos.
10.- no entiendo.
Pero la verdadera perla es ésta:
“El socialismo, por supuesto, no se apoya, como asiento primordial, en los sentimientos, en la bondad de unos hombres hacia otros. Se hace estructura para que el régimen de propiedad y la distribución de la riqueza, beneficiados por relaciones sociales solidarias, faciliten el perfeccionamiento humano”.
El socialismo sí se apoya en el carácter de los hombres. Por eso hay que construir el hombre nuevo para dar la bienvenida al verdadero socialismo, del que tan poco sabe nadie. ¿No se da cuenta de que no puede estructurar un sistema de justicia social, bajo el lema de “un hombre un voto” sin contar con la anuencia del ser social?