sábado, 19 de abril de 2008

ENTONCES BUSCABA A UNA POETISA....

Por Luis Sexto

La llevé hasta ahora como un fantasma a horcajadas sobre mi cuello, como a otras figuras llegadas a mí tras el cristal aneblinado del enigma. Paradójicamente echaba sobre mi cabeza las brumas y el frío del Norte batiendo su mano en el aire cálido y fresco del valle de Guamacaro. Se me encimó en una referencia imprecisa mientras leía un libro que en una de sus páginas mencionaba a un célebre poema escrito en el cafetal de San Patricio, Limonar, en la jurisdicción de Matanzas, por una autora de lengua inglesa conocida por el seudónimo de María del Occidente.
En 2004 publiqué en Juventud Rebelde una crónica acerca de esa mi nueva obsesión de periodista interesado en los episodios más ocultos y aparentemente menos importantes de la historia. Tras contar sucintamente mi encuentro con una poetisa sin nombre en el libro Notas sobre Cuba, del médico norteamericano John G. Wurdemann, formulé un reclamo a la usanza del Viejo Oeste norteamericano, cultura fílmica del niño que creció entre el galope y los estampidos de aquella cinematografía de vaqueros violentos fabricados según la truculenta estética de Hollywood. “Se busca una poetisa. Mil… gracias por su captura”.
Wurdemann, que visitó a Cuba tres veces entre 1841 y 1843, recorrió la zona cafetalera de Limonar. De improviso, vestido ligeramente, acariciado por un viento fresco, recuerda bajo una yagruma a su país natal donde sus compatriotas intentan protegerse del invierno. Y admite que “es quizás esta inesperada vida estival la que le da tanto interés al paisaje de Cuba, y que, combinada con el benigno clima, extiende un aire de paz sobre todo el país.” Al pasar por el cafetal de San Patricio escribe: “Junto a uno de los paseos arbolados (…) se alzaba una pequeña construcción de piedras, enyesada con cuidado, con unos peldaños delante de su entrada; pero no tenía techo y crecían arbustos en su piso y en su pórtico, mientras que las puertas y las ventanas hacía tiempo que le habían sido quitadas (…) Pero desierto y ruinoso como estaba (…) aún parecía, por los recuerdos que evocaba, un oasis en el desierto”. La edificación había sido el estudio donde María del Occidente, en 1823, empezó a componer Zophiel, “el más imaginativo de los poemas ingleses” de acuerdo con Wurdemann.
Desde entonces intenté saber quién era María del Occidente. Pregunté a profesores de literatura inglesa. Pedí ayuda a cualquier lector. Reclamé en algunas páginas de Internet; pero fueron intentos fallidos por erróneos. Más tarde, un contacto cordial con John Dew, embajador del Reino Unido en La Habana, me facilitó algunos datos y, sobre todo, me orientó hacia las teclas correctas en la web. Y supe que la poetisa norteamericana María Gowen Brooks , apodada María del Occidente por el poeta inglés Robert Southey, comenzó a escribir hacia 1823 las primera estrofas de su largo poema basado en el episodio bíblico de Sara, cuando residía en el cafetal de San Patricio, propiedad de su hermano, adonde llegó después de la muerte de su esposo, treinta años mayor y con quien la poetisa se caso tras el fallecimiento de su padre, hombre de aficiones literarias. Zophiël, “ángel de alas rápidas”, nombre que según Milton significa “espía de Dios”, recibió el punto final en 1829. El primer canto el 30 de marzo de 1825, de acuerdos con la fecha del prólogo donde la autora explica sus propósitos. He logrado traducir imperfectamente este párrafo: “Deseando hacer un esfuerzo continuo en un arte que, aunque casi en secreto, se ha adorado y asiduamente cultivado desde la más tempana infancia, era mi intención haber escogido algún incidente pagano de la historia. Pero, examinando los anales judíos, me decidí por seleccionar para mi propósito, una de sus historias más conocidas que, además de su belleza extrema, parecía abrir un camino para la imaginación que podría ser útil no solo en las verdades importantes y elevadas, sino agrandando las creencias populares.”
María Gowen Brooks, nacida en Medford, Massachussets, presumiblemente en 1794, mereció que Southey, la reconociera como “la más apasionada e imaginativa de las poetisas” y que Edgar Allan Poe la elogiara y mencionara en algunos de sus artículos literarios. Murió en 1845, víctima de “fiebres tropicales” luego de regresar a Cuba en 1843, según establece su ficha biobibliográfica. Hoy pocos la recuerdan…
Algo más de la obra de Mrs Brooks se relaciona con los años que la poetisa vivió en Cuba. Al parecer el clima y el paisaje la conmovieron e influyeron en el desarrollo de su sensibilidad, pues también escribió un Adiós a Cuba y un volumen autobiográfico titulado El valle del Yumurí, paraje típico de la geografía de la actual provincia de Matanzas.
Un crítico, compatriota de la autora, dudaba de que Zöphiel hubiera podido escribirse en una plantación cubana. Y Wurdemann, afiebrado ante lo que estimaba una injusticia, alegó en sus Notas sobre Cuba que nunca pudieron tener mejor cuna las imágenes ideadas por la poetisa. “Una hacienda cafetalera es, en verdad, un edén perfecto, superior en belleza a todo lo que el frío clima de Inglaterra puede producir.”
Y no exageraba. La naturaleza paradisíaca de Cuba conmovió primeramente a los criollos. Por el paisaje, según Cintio Vitier, lo cubano se trasvasó a la poesía en la prefiguración de la nacionalidad. Y los extranjeros tampoco se resistieron a aquilatar los valores edénicos del paisaje de la Perla de las Antilla, y nos legaron con sus impresiones una experiencia ilustrativa. Heinrich Schliemann, el arqueólogo alemán que extrajo del polvo y de la leyenda la ciudad de Troya, confirmando así el carácter histórico de la poesía de Homero, visitó a la Isla cuatro veces. En una página de su diario de viaje estampó esta observación: “En todas partes se ve una cantidad sin número de palmas-reales, (...) que dan al paisaje un aspecto de hechizo y encanto.” Y precisa: “No hay monotonía en ningún lado...”
Podríamos reproducir centenares de citas emparentadas en el tono y el contenido. Desde 1493 hasta 1949, sobre Cuba se escribieron, general o parcialmente, unos 630 libros, según la bibliografía del doctor Rodolfo Tro compilada en 1950. Se conocen por ediciones recientes, además de la obra de Wurdemann, las cartas de Abiel Abbot, las de Fredrica Bremer, y las notas de Walter Goodman, Jacinto Salas, La Condesa de Merlín…
Ya nada queda de de San Patricio. La habitación donde María Gewen Brooks escribió el primer canto de su gran poema pasó de las ruinas al polvo, como casi todos los cafetales cubanos a partir de los años 40 en el siglo XIX. Del poema permanece el nombre, Zophiël, que ahora quizás solo interese a la curiosidad de algún lector.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Segun investigaciones de Fernando Boytel Jambu, ya fallecido, y segun me relatara cuando yo era adolescente, Bizet compuso su famosa "Habanera" en un cafetal de La Gran Piedra, en Santiago de Cuba, donde estuvo de visita. La pobre imaginacion de nuestra industria turistica se empena en construir hoteles de lujo y desdena los valores de la cultura nacional como se ve en los sitios cubanos web que promocionan el turismo en la isla. La cultura cubana es "ligth" para la mente de los turoperadores cubanos. La reconstruccion de cafetales historicos con fines museables y financiado por el propio turismo internacional seria una buena fuente de ingresos para museos y monumentos y la reconstruccion del casco historico de La Habana, con distintos niveles de habitacion, barracones de esclavos, casa vivienda y campismo con tiendas de campana con recorridos historicos y ecoturisticos, grupos de teatro locales, musicos y poetas, con comida organica y refrescos naturales. Casualmente, ese es el tipo de turismo que mas se paga aqui en Estados Unidos y que anhela la familia norteamericana. Estos cafetales, bajo la direccion de Eusebio Leal serian propiedad de familias que operarian el negocio con la oficina del historiador del municipio y haria la industria cubana de turismo mas atractiva y competitiva porque permitiria al turista entrar en contacto con la naturaleza cubana y las comunidades campoesinas del lugar, esa Cuba vedada al turista de hotel que solo accede a comunicarse con el lumpeproletariado urbano.Ademas, es una opcion mas barata y divertida que la de un hotel, una opcion que rompe el vinculo de epoca y lugar sobre todo para familias jovenes. El escritor ingles de James Bond escribio su obra en una casita de cafetal dee montana de Jamaica, no fue en Londres donde idea a James Bond, por citar un ejemplo, de lo que hoy constituye una industria en Inglaterra: los filmes y los articulos que se venden como "James Bond". El turismo requiere cultura e imaginacion, si le echamos la culpa al bloqueo norteamericano lo unico que hacemos es esconder la desidia, el conformismo y el vacio cerebral de los que operan el turismo nacional con los esquemas de Las Vegas o Nueva York en un pais pobre y aislado en el caribe.

Anónimo dijo...

Ahora le echamos la culpa del descenso en la industria turistica a diferentes factores internacionales, pero lo cierto es que como negociantes, en la isla, los cubanos matamos al cliente con prcios leoninos en los diferentes servicios que prestamos, por cierto, con baja calidad. El primer error es aislar a la poblacion local del turista, que es tratado como si fuera un principe de una casa real europea al cual nadie puede tocar con un dedo, y el segundo error es el sindrome de "Dracula" que ve en el turista una victima y una carrera en auto de veinte dolares se convierte en sesenta dolares sin que la estafa al visitante tenga repercusiones. Son los "Lazarillos de Thormes" locales los que han ahuyentado el turismo de Cuba, mas en los propios hoteles que en el seno delpueblo, en la calle, sin embargo, ese delito transcurre impunemente. Por otro lado, como ya dije, para nuestras corporaciones turisticas cubana, la cultura nacional tiene la misma promocion de los viejos poster de los anos cincuenta: "cocos, muchachas y palmeras" y cuando usan la cultura como promocion es un "McDonald" mal hecho. La raiz del mal reside en que Turismo-Cultura-y Eusebio Leal forman la unidad que atrae al visitante extranjero, pero, son entidades en eterno divorcio, algo ilogico, si queremos fomentar una verdadera industria de bienes culturales como son The Beatles, por si solos, para Inglaterra o "Harry Potter" en terminos de entrada de divisas al pais. Aqui te lanzan una cantante al mercado pop que Sara Brigthman con un ejerctio de entonadores de voz para el mercado estadounidense, un grupo de cirujanos plasticos, expertos coreografos, expertos en fotografia y edicion, amen del apoyo de corales y sinfonicas y a una sola cantante le sacan billones de dolares, solamente colocandole la voz para distintos mercados y el "look". En Cuba me decian, "pero, bueno, no tenemos recursos", y es penoso, porque si existen los recursos de sobra para lograrlo, pero falta coraje ante el trabajo, imaginacion y eliminar una serie de trabas burocraticas entre organismos que impiden el lanzamiento de bienes culturales que requieren del concurso de salud publica, cultura, Mes y otros organismos que en muchos casos se niegan a participar en la modelacion del producto que se quiere lanzar internacionalmente, sin pensar que seria una fuente de divisas igual o superior a la industria del nicquel como el famoso cubo Ruby o la famosa e increible cantante que citamos cuya fama esta auxiliada por importantes factores de la cultura internacional, incluyendo la asistencia de medicos y fisioterapeutas especializados. Todo eso le sobra a Cuba, pero todo el que participe en ese tipo de empresa, junto con el exito del producto cultural en el extranjero, deberia obtener una recompensa, un viaje, un por ciento de la venta o bienes, ademas de condecoraciones y certificados morales.El esfuerzo colectivo debe tener su recompensa, incluso en los medicos.