Por Luis Sexto
La vida no cabe en un manual. Imprevisible y cambiadiza, quien pretenda esquematizarla en un recetario ha de estar dispuesto a modificar reglas, inventar variantes. Los manuales decían que el socialismo real estaba exento de crisis. Y una crisis, paradójicamente tan solapada como clara, lo hizo desparecer en su aparente más compacto bastión.
Otros manuales –los de la derecha- aseguraron que Cuba, por imperativo del reflejo, debe cumplir el mismo destino que la extinta Unión Soviética, en un tiempo el aliado, el amigo más fuerte y generoso de la Isla del Caribe. También se equivocaron. Desde hace 17 años, Cuba resiste las secuelas de la catástrofe del modelo de socialismo predominante en el mundo hasta 1990. Y se mantiene erguida porque su pueblo, con preclara intuición política, se niega a ser reneocolonizado, a dejar de ser nuevamente nación en la servidumbre criolla del traspatio norteamericano.
Ese es el ingrediente esencial de la perdurabilidad: el querer ser, el desear seguir siendo. Pero no basta con la intención, el propósito. La lucha por permanecer, prevalecer –eso es, lucha- necesita de una sabia y dúctil táctica que se despliegue o repliegue según recomienden las circunstancias. La política, al decir de José Martí, es la verdad. Y la verdad no es solo el principio que oriente la política, sino, además, la voz del momento. Por lo cual hay que estar atentos al suceder real; averiguar cuál es la tendencia principal, la contradicción básica de modo que podamos discernir el curso que facilite adecuarnos a las demandas de hoy, de ahora, para así dominarlas y perdurar.
¿Complicado? ¿Tendré yo alguna cepa del virus socialdarwinista sin saberlo? A mí modo de ver, lo que me impulsa a afirmar cuanto antes dije es mi recelo hacia el voluntarismo, esa deformación ideológica que soslaya tácticas y estrategias, que aplaza la reflexión, proscribe la inteligencia y prefiere elevar la improvisación a rango principal de la política. Aceptar ese procedimiento posiblemente equivaldría a sufrir los retortijones irracionalistas de un Schopenhauer.
La resistencia en Cuba, si en verdad nuestro pueblo y cuantos lo representan en el Gobierno han de decidido resistir, tiene que adoptar decisiones y realizar modificaciones en la estructura económica que excluyan la vocación numantina como alternativa. La inmolación de un pueblo solo conduce a la destrucción de todo ese pueblo. ¿Y es justo, útil? Quizás la mística oriental advierta cierto provecho social en el holocausto de un individuo; tal vez la historia de Occidente vea con aplauso la ruina de una ciudad para salvar el resto del país, como el paciente acepta la amputación de un miembro para proteger el cuerpo. Pero extirpar el cuerpo, implica la muerte de “todo” el paciente. En términos sociales, el heroísmo y el martirio solo se justifican si de ellos se deriva un beneficio para la causa común.
Usemos la conocida alegoría: No llega más lejos quien arremete contra el obstáculo del camino; el golpe puede invalidar al caminante. Llegará más lejos el que se detiene y reflexiona sobre la forma de burlar el inconveniente, aunque tenga que rodearlo y con la vuelta hacia un lado o hacia atrás se retrase. El asunto no es llegar más lejos o más rápido; es llegar al punto propuesto, a veces con patas de liebre; otras, con paso de tortuga o de cangrejo.
Hay que afrontar la verdad. Las consignas, que suelen ser un producto propagandístico del voluntarismo, a veces impiden ver la realidad en sus perfiles y riesgos. La sociedad cubana, vista integralmente, no solo desde ciertas estadísticas, sino desde la rutina diaria de los ciudadanos –lo micro como eco de lo macro-, presenta un equilibrio inestable de lo que no cae y parece que va a caer. Probablemente, de seguir la situación embarrancada en el inmovilismo, las definiciones las dicte el tope de la vara que mide la acumulación de los fenómenos. Me parece que esa es la percepción más objetiva. Algunos podrán escandalizarse con estos juicios. Pero decirlo no supone que uno lo acepte como algo inevitable. ¿Quién aceptaría que Cuba, con todo cuanto significa en lo social y lo político para su pueblo y América Latina, se desmorone?
Por ello, para impedir que el bloqueo de los Estados Unidos logre agotar al país, se precisa una readecuación de las estructuras económicas. En ese estrategia parece haber consenso entre ciudadanos, comentadores profesionales de la realidad y figuras claves del Gobierno y el Partido Comunista, aunque por lo lento del proceso uno deduzca que la mentalidad burocrática –esa que se resiste a ceder parte de su poder centralizador- estorbe la fluidez de la reflexión nacional que ahora se escucha en centros de trabajo y bases políticas, y estorbe, sobre todo, el rigor y la aplicación de medidas de readecuación que propicien que la pobreza y la carencia dejen de ser inherentes a nuestro socialismo. No creo que la sociedad cubana –país de economía abierta- viva de sí misma, pero sí puede lograr que sus vínculos solidarios con Venezuela o la República Popular China impulsen el desarrollo de las fuerzas productivas internas, luego de que sean liberadas con audacia y visión de largo plazo. Porque convengamos en un riesgo: el problema fundamental de Cuba no es el de la falta de recursos. Si lo creyéramos –y sé de cierto que algunos reducen la realidad cubana a ese aspecto- con los aportes de Venezuela, en particular, podríamos sucumbir al violín dulzón de que los recursos materiales sean el ‘sesamo ábrete de la abundancia. Si mantenemos lo establecido –un exceso de centralismo y la intervención estatal aun para lo más nimio, como ingerir un helado o beber un refresco, entre otras normas inoperantes por rígidas- podría garantizar a lo sumo la resistencia a corto plazo. Y es preciso, como dije antes, proyectar a largo plazo. Lo contrario, es decir, lo inmediato, quizás nos mantenga en el precario equilibrio de hoy. La mirada que coloca el objetivo estratégico en el futuro, puede prevenir los errores. El criterio que solo observa lo inmediato tendrá que corregir los yerros después de cometidos.
Estamos los cubanos aún a tiempo. La discusión que convocó el pasado año el Partido Comunista, sin cautelas ni “callamientos” burocráticos, a ras de pueblo, manifestó en su viveza que la ciudadanía cree en la Revolución y el socialismo. Importa saber ahora que Cuba está abocada, llamada a ciertas transformaciones, a la adopción de medidas económicas, incluso políticas, que varíen las fórmulas que en otros tiempos rigieron el devenir del país, sin que alguien suponga que se trata de derogar el socialismo cuando es lo opuesto: hacerlo perdurar. Y si el esquema vigente no satisface las necesidades de los seres humanos y demuestra en la práctica su incapacidad para producir riquezas, parece evidente que va en contra de la vida y del realismo con que ha de asumirse los obstáculos de la historia. Un acto impolítico sería desoír esos reclamos que critican todo cuanto de voluntarista, y por tanto de irracional, subsiste en la sociedad cubana, permeada todavía, lamentablemente, por los rasgos menos capaces del socialismo soviético, que fracasó.
Quizás escribo demasiado didascálicamente. Y trasmita, a mi pesar, el equívoco de intentar yo, que empecé hablando de lo inservible de los manuales, concebir un nuevo manual. Simplemente, levanto la bandera que echó al aire la revolución cubana para conquistar el poder y ofrecérselos a los humildes: la audacia creadora, con el realismo atemperando el ideal. Ahora, cuando las circunstancias exigen preservar el poder, hace falta la misma visión estratégica: buscar la solución fuera de los manuales. Consultar con las necesidades y, sobre todo, con el pueblo que las sufre. Y apostar por la vida.
Vida o… vida., no hay otra opción.
La vida no cabe en un manual. Imprevisible y cambiadiza, quien pretenda esquematizarla en un recetario ha de estar dispuesto a modificar reglas, inventar variantes. Los manuales decían que el socialismo real estaba exento de crisis. Y una crisis, paradójicamente tan solapada como clara, lo hizo desparecer en su aparente más compacto bastión.
Otros manuales –los de la derecha- aseguraron que Cuba, por imperativo del reflejo, debe cumplir el mismo destino que la extinta Unión Soviética, en un tiempo el aliado, el amigo más fuerte y generoso de la Isla del Caribe. También se equivocaron. Desde hace 17 años, Cuba resiste las secuelas de la catástrofe del modelo de socialismo predominante en el mundo hasta 1990. Y se mantiene erguida porque su pueblo, con preclara intuición política, se niega a ser reneocolonizado, a dejar de ser nuevamente nación en la servidumbre criolla del traspatio norteamericano.
Ese es el ingrediente esencial de la perdurabilidad: el querer ser, el desear seguir siendo. Pero no basta con la intención, el propósito. La lucha por permanecer, prevalecer –eso es, lucha- necesita de una sabia y dúctil táctica que se despliegue o repliegue según recomienden las circunstancias. La política, al decir de José Martí, es la verdad. Y la verdad no es solo el principio que oriente la política, sino, además, la voz del momento. Por lo cual hay que estar atentos al suceder real; averiguar cuál es la tendencia principal, la contradicción básica de modo que podamos discernir el curso que facilite adecuarnos a las demandas de hoy, de ahora, para así dominarlas y perdurar.
¿Complicado? ¿Tendré yo alguna cepa del virus socialdarwinista sin saberlo? A mí modo de ver, lo que me impulsa a afirmar cuanto antes dije es mi recelo hacia el voluntarismo, esa deformación ideológica que soslaya tácticas y estrategias, que aplaza la reflexión, proscribe la inteligencia y prefiere elevar la improvisación a rango principal de la política. Aceptar ese procedimiento posiblemente equivaldría a sufrir los retortijones irracionalistas de un Schopenhauer.
La resistencia en Cuba, si en verdad nuestro pueblo y cuantos lo representan en el Gobierno han de decidido resistir, tiene que adoptar decisiones y realizar modificaciones en la estructura económica que excluyan la vocación numantina como alternativa. La inmolación de un pueblo solo conduce a la destrucción de todo ese pueblo. ¿Y es justo, útil? Quizás la mística oriental advierta cierto provecho social en el holocausto de un individuo; tal vez la historia de Occidente vea con aplauso la ruina de una ciudad para salvar el resto del país, como el paciente acepta la amputación de un miembro para proteger el cuerpo. Pero extirpar el cuerpo, implica la muerte de “todo” el paciente. En términos sociales, el heroísmo y el martirio solo se justifican si de ellos se deriva un beneficio para la causa común.
Usemos la conocida alegoría: No llega más lejos quien arremete contra el obstáculo del camino; el golpe puede invalidar al caminante. Llegará más lejos el que se detiene y reflexiona sobre la forma de burlar el inconveniente, aunque tenga que rodearlo y con la vuelta hacia un lado o hacia atrás se retrase. El asunto no es llegar más lejos o más rápido; es llegar al punto propuesto, a veces con patas de liebre; otras, con paso de tortuga o de cangrejo.
Hay que afrontar la verdad. Las consignas, que suelen ser un producto propagandístico del voluntarismo, a veces impiden ver la realidad en sus perfiles y riesgos. La sociedad cubana, vista integralmente, no solo desde ciertas estadísticas, sino desde la rutina diaria de los ciudadanos –lo micro como eco de lo macro-, presenta un equilibrio inestable de lo que no cae y parece que va a caer. Probablemente, de seguir la situación embarrancada en el inmovilismo, las definiciones las dicte el tope de la vara que mide la acumulación de los fenómenos. Me parece que esa es la percepción más objetiva. Algunos podrán escandalizarse con estos juicios. Pero decirlo no supone que uno lo acepte como algo inevitable. ¿Quién aceptaría que Cuba, con todo cuanto significa en lo social y lo político para su pueblo y América Latina, se desmorone?
Por ello, para impedir que el bloqueo de los Estados Unidos logre agotar al país, se precisa una readecuación de las estructuras económicas. En ese estrategia parece haber consenso entre ciudadanos, comentadores profesionales de la realidad y figuras claves del Gobierno y el Partido Comunista, aunque por lo lento del proceso uno deduzca que la mentalidad burocrática –esa que se resiste a ceder parte de su poder centralizador- estorbe la fluidez de la reflexión nacional que ahora se escucha en centros de trabajo y bases políticas, y estorbe, sobre todo, el rigor y la aplicación de medidas de readecuación que propicien que la pobreza y la carencia dejen de ser inherentes a nuestro socialismo. No creo que la sociedad cubana –país de economía abierta- viva de sí misma, pero sí puede lograr que sus vínculos solidarios con Venezuela o la República Popular China impulsen el desarrollo de las fuerzas productivas internas, luego de que sean liberadas con audacia y visión de largo plazo. Porque convengamos en un riesgo: el problema fundamental de Cuba no es el de la falta de recursos. Si lo creyéramos –y sé de cierto que algunos reducen la realidad cubana a ese aspecto- con los aportes de Venezuela, en particular, podríamos sucumbir al violín dulzón de que los recursos materiales sean el ‘sesamo ábrete de la abundancia. Si mantenemos lo establecido –un exceso de centralismo y la intervención estatal aun para lo más nimio, como ingerir un helado o beber un refresco, entre otras normas inoperantes por rígidas- podría garantizar a lo sumo la resistencia a corto plazo. Y es preciso, como dije antes, proyectar a largo plazo. Lo contrario, es decir, lo inmediato, quizás nos mantenga en el precario equilibrio de hoy. La mirada que coloca el objetivo estratégico en el futuro, puede prevenir los errores. El criterio que solo observa lo inmediato tendrá que corregir los yerros después de cometidos.
Estamos los cubanos aún a tiempo. La discusión que convocó el pasado año el Partido Comunista, sin cautelas ni “callamientos” burocráticos, a ras de pueblo, manifestó en su viveza que la ciudadanía cree en la Revolución y el socialismo. Importa saber ahora que Cuba está abocada, llamada a ciertas transformaciones, a la adopción de medidas económicas, incluso políticas, que varíen las fórmulas que en otros tiempos rigieron el devenir del país, sin que alguien suponga que se trata de derogar el socialismo cuando es lo opuesto: hacerlo perdurar. Y si el esquema vigente no satisface las necesidades de los seres humanos y demuestra en la práctica su incapacidad para producir riquezas, parece evidente que va en contra de la vida y del realismo con que ha de asumirse los obstáculos de la historia. Un acto impolítico sería desoír esos reclamos que critican todo cuanto de voluntarista, y por tanto de irracional, subsiste en la sociedad cubana, permeada todavía, lamentablemente, por los rasgos menos capaces del socialismo soviético, que fracasó.
Quizás escribo demasiado didascálicamente. Y trasmita, a mi pesar, el equívoco de intentar yo, que empecé hablando de lo inservible de los manuales, concebir un nuevo manual. Simplemente, levanto la bandera que echó al aire la revolución cubana para conquistar el poder y ofrecérselos a los humildes: la audacia creadora, con el realismo atemperando el ideal. Ahora, cuando las circunstancias exigen preservar el poder, hace falta la misma visión estratégica: buscar la solución fuera de los manuales. Consultar con las necesidades y, sobre todo, con el pueblo que las sufre. Y apostar por la vida.
Vida o… vida., no hay otra opción.
5 comentarios:
Mi generacion, posterior a 1945, sabe por Hiroshima y Nagasaki y por el Holocausto Judio, mas nuestra relacion con China y Rusia, que no podemos pensar en soluciones norteamericanas, ni europeas, ni vivir como apendices de China o Rusia, ese es un pensamiento marginal indigena que se incubo en el Partido Comunista de Cuba a partir de 1980 provocando el desastre economico del periodo especial y la actual d3sestabilizacion economica en Cuba. Los responsables somos nosotros mismos, no el bloqueo. El bloqueo lo unico que hace es empeorar este mrginalismo que podemos obervar en la prensa cubana, una guayabera sobrecargada de alforjas y almidon. Ante esta situacion pienso que se imponen medidas radicales de acuerdo a la coyuntura energia-alimentos que no perdona el mas minimo error a nivel global. Primero hay que pasar a retiro inmediato a los viejos cuadros del Partido y designar a gente joven, sana bajo test medico completo y que obtenga el cargo por oposicion, no por dedo de la Asamblea o del Consejo de Estado, los cargos del Partido deben ser llevados oposicion por examen del Consejo Superior de Ciencias de lo contrario seguira gobernando el hijito, el primito, el hermanito, el amigo de fulano y zutano con apellidos "ilustres", algo parecido a las cien familias que dfominan mejico hace dos siglos. De inmediato se requiere ampliar bajo tesis norteamericana de "costumer service" del Dpto. de Control y Revision del Partido adjunto a Universidades centrales y el conejo de estado. Debe ser un organismo independiente dentro del Partido con pleno acceso a cada ciudadano y con organos de respuesta y soluciones inmediatas bajo ley de procedimiento penal. Los sindicatos deben tener poder, deben ser plenamente informados y tiene n que ser reales contrapartidas de las administraciones. La debilitacion del movimiento sindical en Estados Unidos ha llevado la economia norteamericana a la locura en menos de 25 anos, al desorden administrativo, tal y como pasa en Cuba con resultados mucho peores. La prensa tiene que tener secciones para la Iglesia Catolica y sus opiniones y el consejo de Estado debe integrar a laicos representantes de la Iglesia Catolica que es cultura fundacional en Cuba desde Heredia.Y, senores, la iniciativa discrepante tiene que existir o de lo contrario jamas avanzaremos mas alla de un Haiti con imagen positiva ante la ONU. El cubano que se va y quiere visitar Cuba, que haga un convenio de pago y pague la carrera, hay muchas vias, pero no lo declaren traidor, hagan como Brasil, es su derecho a irse y eso no hay quien se lo impida. Estamos dividiendo la Nacion con una erronea politica de Relaciones Exteriores basada en cuatro locos que hay en Miami. La Nacion es sagrada y tenemos que integrarla monoliticamente. La concepcion de una isla de "cubanos puros" y de "cubanos impuros" en el exterior es de Hitler. Eso hay que paralo ya, eso es chapuceria ideologica de cerebros seniles.
PATRIA, HUMANIDAD Y VIDA
Nada de expresiones como "Patria o muerte", que suena a catastrofismo o simple amenaza.
Cuba puede construir y desarrollar su propio modelo a partir de los sentimientos y conocimientos de los cubanos (14 o 15 millones), sin ingerencias pero sin exclusiones.
La política NO es la verdad, lo haya dicho Martí o Aristóteles. Para mí es una herramienta que puede estar al servicio de la verdad y/o de la mentira en función de los valores de quienes la utilizan.
Pero si a manipulaciones tuviera que referirme ¿no entrañan peligro las calles?: QUE NADIE SALGA A ELLAS. ¿Puede utilizarse un lápiz como arma punzante? PROHIBAMOSLO. Si es correo electrónico encierra peligros desconocidos, SUPRIMAMOSLO. Si los DVD, microwaves,teléfonos celulares y cuantos engendros inventados por las transnacionales del imperialismo son nocivas para la salud, HAGAMOS UNA HOGUERA CON ELLOS.
Regresemos a la vida cavernícola y encontraremos la paz.
Leo en estos dias los breves resumenes de prensa sobre los debates en la UNEAC en lo que respecta a la aburrida y poco edificante television cubana si tomamos en cuenta la capacidad academica y cultural de la Cuba actual. Senores, cuando yo estaba en el ICRT, las secretarias tenian radio y television dados por el organismo, un actor hijo de una vaca sagrada recibio mas de tres casas por divorcios consecutivos antes de irse ilegalmente y los escritores no tenian nada. Pasaron de cobros semanales a mensuales, de derechos en el reparto y en la produccion a ninguno, de derechos bajo la norma de Mestre a discutir la obra a ser simples esclavos de un asesor en componenda con un director de programa y claro que un intelectual que se respete no trabaja en el ICRT, es una mancha en la UNEAC Y CADA VEZ QUE IBA A LA UNEAC DE LA HABANA O SANTIAGO DE CUBA ME HACIAN LA MISMA PREGUNTA: ?Gualterio, por que te vendiste al ICRT, si no vale la pena, lo que hacen es basura? Si quieren no publiquen esto porque el verdadero responsable es el DOOR y los viejos cuadros que apuntala en el ICRT y que MESTRE HUBIERA PASADO A OTROS FINES O RETIRO HACE RATO. Incluso mantienen programas con ancianos a los cuales no se les entiende lo que dicen, senores, pareen la chochera, se rien de nosotros en el mundo entero y al paso que va la tecnologia, cuando entren todas las televisoras de otros paises ?que va a pasar con la TV cubana? Cuando ya la interferencia no de mas, que van a hacer, donde se van a meter los mediocres que ahora gobiernan la TV y la radio en Cuba.Vuelvan a la realidad. Allende no hizo caso de los medios y miren donde paro.
Y les aclaro, a todos los que leen este comentario, que los criterios de los viejos cuadros del Partido, tanto en el Partido Ciudad Habana como en el Comite central donde habia dirigiendo Dptos. viejos cuadros de MESTRE en 1975 eran altamente criticos. Me pasaba largas horas con ellos semanalmente discutiendo estos problemas que los tenian disgustados y hablo de fundadores de la UJC y del PCC en Cuba de los cuales alguno queda vivo. Ellos se sentian mas disgustados que yo con el ICRT, "una olla de grillos y de vagos" de la cual solo se sacaba movilizar a la gente para algun lado. Senores, ya tenemos cincuenta anos con el mismo problema, ?hasta cuando... tendremos que sufrir una radio y una television ajenas a la cultura cubana y la identidad nacional dirigida por mediocres que benefician a sus amigos predilectos y "utilizan" como piezas de su maquinaria a intelectuales atrapados por el medio como moscas del camino. Eso debe cesar, ya se hizo un convenio con China en materia de TV como exportable y, al paso que va la tecnologia, la interferencia a los medios internacionales no esta garantizada. Los medios deciden el comportamiento de las masas, pero tambien las masas, en la era de la internet pueden bloquear el medio facilmente y desarraigarse con programacion extranjera. Eso pondria al pais completo en quiebra. El caballo de Troya no esta en Miami, esta en la TV cubana y sus mediocres dirigentes.
Si un cubano formado por Cuba deserta, que pague la carrera bajo convenio de pago bajo la norma Brasil-Estados Unidos, con ese dinero formamos un estudiante africano, palestino, sarahui que se lo va agradecer a Cuba mil veces mas y con el cubano que se quedo, que sea la sancion moral del pueblo la unica que tenga, aparte del pago de la carrera, ?pero, que es eso de prohibirle la entrada a Cuba, sin mas, ni mas? Que entre y convenie a nivel juridico el pago de la carrera, y cuando quiera regresar, que regrese. La norma actual es imporocedente y debe ser revisada con asesoria del gobierno Brasileno y conveniando con cuanto pais tengamos plenas relaciones. El que se niegue a pagar, ya sabe lo que le espera si regresa a Cuba o se asienta en pais de convenio. Eso es asi. Ademas, el periodo de extension fuera del pais debe ser de dos anos, no menos como ahora. Senores, los tiempos han cambiado. Analicen.
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