Por Luis Sexto
El discurso oficial cubano ha encontrado el término más apropiado para nombrar el proceso renovador que, entre dudas mayoritarias, anda lentamente por las estructuras socio económicas del archipiélago. Sé que al escribirlo, mi artículo tendrá que asumir el riesgo de parecer un atolondrado manipulador del diccionario, o que se le acuse de escamotear de la realidad. Sin embargo, no vaciló en creer que el presidente Raúl Castro usa hoy la palabra que podría generar en Cuba más adhesión que otros vocablos hasta hace poco recurrentes como cambios, modificaciones, reformas. En su discurso del 20 de diciembre de 2009, utilizó el sustantivo actualización para referirse al proceso de transformaciones aun en etapa de estudio y reflexión, aunque con ciertas fórmulas ya en práctica.
A juicio de este comentarista, actualización -acción y efecto de actualizar, como establece el diccionario- es un término que tiene la virtud de tranquilizar los resquemores de cierto sector de la burocracia, resistente pasivo a cualquier cambio que pueda amenguar su capital como usufructuario político de la plusvalía social. Con este término ya podrán reducirse las polémicas acerca de que si los “cambios”implican un retorno al capitalismo. Y resulta comprensible la suspicacia ante el término cambio, pues parece estar un tanto desacreditado ante la óptica de la izquierda desde que los “cambios”en la Europa socialista y la Unión Soviética condujeron a virajes hacia la derecha con todas sus secuelas económicas y sociales aparentemente irreversibles. En verdad, podemos juzgar la reticencia como un detalle baladí, sin importancia, más bien una minucia léxico semántica. Pero en Cuba, cualquier opinión que intente acercarse al fondo tendrá que tenerlo en cuenta.
Actualizar, pues, viene a sugerir lo que en realidad significa. De modo, pues, que el asunto se reduciría a su aspecto fonético, como palabra de más simpático, menos hostil sonido: actualizar, sí, es decir, poner al día lo que ya envejeció, readecuarse a los tiempos, a las urgencias de impedir el estancamiento; promover el antídoto del óxido que carcome los hierros de la producción material y esclerosa los servicios hasta el punto de que entre ambos incrementan la decadencia de la productividad. Actualizar, esto es, remotorizar la técnica y los circuitos de la propiedad estatal con bujías, carburadores y poleas y un código de tránsito que faculten a los trabajadores experimentar, en carne y espíritu, el hasta ahora no concretado principio de ser “propietarios de los medios de producción”.
El mes pasado, en Progreso Semanal, me refería la inquietud por las vueltas del reloj: el persistente agotamiento de la cuenta regresiva con respecto al punto crítico -la oportunidad para trascender la fiebre o ser su víctima- de la sociedad cubana. Uno ve, decía, que algo se está haciendo, pero no afloran las soluciones. Al menos, todas las soluciones. Hoy no habré de volver al tema. Ya sabemos que la actualización es una lucha contra el tiempo en el tiempo, en un tiempo complicado, sobre todo en lo externo, por la crisis triple que ha sorprendido al planeta, o a una parte de este, por actuar como los antiguos romanos: comer y beber hasta la explosión y luego vomitar para seguir comiendo. Pues bien, la crisis, a mi juicio, es económica, ecológica y moral. Y Cuba, con su testarudo proyecto de sociedad nueva en mundo viejo, también se queja con más o menos intensidad de esta crisis tripartida, que la restringe e inquieta al añadir limitantes materiales y financieras a las limitaciones de diversa índole del modelo económico cubano.
En honrada objetividad, uno se siente dispuesto a admitir que la herencia de la revolución de 1959 ha sobrevivido en los últimos veinte años como acción portentosa de la voluntad colectiva. Las interpretaciones foráneas –particularmente en Miami- suelen abroquelarse en la retórica de la tiranía, la opresión, hasta el definir la supervivencia del gobierno revolucionario como el efecto de seis millones de policías vigilando y aterrorizando a seis millones de personas, la otra mitad de la población. Quizás ello explique que habitualmente ese “exilio sacrificado y glorioso”, simple fábula, jamás hayan acertado a tocar la flauta. Ni por casualidad, aunque se me figura que el agosto de esas guerritas prospera según sus operaciones se frustran.
Aquí, dentro del archipiélago, unos estiman que las soluciones válidas son las que por lo general se aplicaron ante cada episodio de nuestras crisis más o menos presente en medio siglo. Hace poco, un lector me escribió a Juventud Rebelde proponiendo que para resolver las deficiencias de la agricultura lo más apropiado consistiría en cerrar las fábricas y enviar a sus trabajadores al campo. Le respondí con varias preguntas: ¿Qué hicimos en los primeros años de los 1990? ¿Acaso usted y yo no nos vimos en las áreas agrícolas de la provincia de La Habana? ¿Y que sucedió? ¿Comimos más? ¿Resolvimos las insuficiencias alimentarias? ¿Incremento la agricultura su eficiencia y su efectividad?
En fin, le dije, las cosas empezaron a mejorar cuando una resolución del Buró Político del Partido Comunista decidió cooperativizar las ineficientes tierras explotadas por el Estado. Fue una respuesta de fondo; un querer actualizar la propiedad agropecuaria. Si no resultó como podía preverse fue, a mi criterio, por la intromisión de los burócratas, que constriñeron la autonomía de las unidades básicas de producción cooperativa. En un aparente espacio de autogestión, los trabajadores asumían las deudas y la quiebra, y las empresas –que habían quedado como entidades metodológicas- continuaron determinando qué hacer y cuándo y cómo hacer. En 1994, este comentarista escribió un artículo en Bohemia, fundamentado en una indagación personal en varias provincias. El tema, la realidad shakespereana: ser o ser… autónomas, esa es la cuestión.
Desde luego, la actualización no habrá de discurrir por las fórmulas fracasadas. ¿De esa forma no se actualizaría el estancamiento? Porque si la mentalidad conservadora que ha estropeado iniciativas muy progresistas en Cuba, intentara imponer propuestas ya repetidamente fallidas, estaríamos los cubanos jugando al perro que se muerde la cola, trazando un círculo vicioso. Desde mi punto de vista, cuantos conciben y analizan y sobre todo deciden las soluciones tendrán que evaluar y controlar, en términos políticos, esa mentalidad inmovilista -salpimentada por cierto oportunismo- que como el marabú se resiste a ser erradicada. He oído decir: Hace falta mucho tiempo y mucha paciencia para romperla mediante la persuasión y el reacomodo actualizador de la economía.
Parece, pues, que la ecuación correcta es la interdependencia de la tradición y la novedad. Es decir, lo salvable del esquema desautorizado por las circunstancias, más lo nuevo que debe potenciarlo y a la vez sustituir lo caduco. Pero el método, según se aprecia, es la cautela, que se justifica, entre otras, por esta razón: qué sociedad socialista del siglo XX, con las excepciones de Viet Nam y China, ha sobrevivido a su estrategia de renovación. (Tomado de Progreso Semanal)
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4 comentarios:
Las sociedades socialistas que no sobrevivieron, como la rusa, tenian una dirigencia anquilosada basada en el nepotismo y una burocracia ineficiente y corrupta que violaba todos los reglamentos internos del Partido como vacas sagradas en el cargo,(utilizaban incluso a Mosfilm para grandes producciones con falsas historias del culto a la personalidad, precisamente, para mantener sus posiciones privilegiadas con el objetivo central de proteger los privilegios familiares ante que los intereses del estado, violaban el sistema de contabilidad de empresas y el sitema de auditorias de manera tal que congelaron la economia interna acumulando el dinero,(como se vio despues, los altos dirigentes de ayer y sus hijos y nietos, son los multimillonarios de hoy en Rusia) el poder adquisitivo se vio en pocas manos,el dinero no corria, esto congelo a todo el campo socialista, en Estados Unidos esta pasando un proceso parecido, pese a la aparente concurrencia del liderazgo que no es tal, se basa en clanes familiares en el
Congreso y Senado, y como se ve, ese "modelo" lleva a las sociedades al desastre, sean socialistas o capitalistas. En Rusia basto que los dirigentes, ya muy ancianos, se fueran muriendo uno detras de los otros como barajitas de naipes para que se desmerengara el sistema civil completo, se salvo solamente el sector militar. En Cuba, forzosamente, y para evitar un desastre, la primera reforma que debe emprenderse es pasar a retiro, paulatinamente, a todos los cuadros cercanos o que pasen la expectativa de vida y elegir cuadros con una edad promedio de cuarenta anos en el primer y segundo nivel de direccion, dandole la preferencia a mujeres, reforzar el sistema legal, de contabilidad, auditoria y analizar con claridad el sistema de prebendas y beneficios autorizados por el Consejo de Estado y otros organismo con niveles de transparencia ante una Comision de la Asamblea Nacional y los delegados de circunscripcion. Debemos empezar por la raiz del problema, el relajo asociado al nepotiswmo, el sindrome marginal de Cecilia Valdes en la nacionalidad cubana que toda la vida ha existido en Cuba heredado de Espana y su concepcion de la aristocracia.Debemos despertar y acabar de aterrizar y pensar que ya no tenemos veinte anos para poder generar ideas y lidiar con los problemas que corresponden hace rato,a generaciones mas jovenes y preparadas.
Gracias, Luis, y también Gualterio, por sus pensamientos interesantes. Creo que las bases para una sociedad actualizada son la transparencia, la libertad de expresión, y el respeto a todos los derechos de todos. El dogmatísmo es enemigo del progreso en cualquier sociedad. Y obviamente, son impresindibles los estímulos para la excelencia y el rendimiento. Sin la libertad y la recompensa necesarias para estimular la producción, no existen recursos para el mantenimiento de importantes infraestructuras de transporte, educación, salúd, etc. No es posible proteger los derechos de los más marginados de la sociedad cuando no hay un estado de derecho y regulaciones que dirijan el capitalismo hacia el bien común. Creo que el capitalismo es el estado natural de los mercados y las sociedades; el socialismo es una creación filosófica. Sin embargo, el capitalismo "puro" no puede traer prosperidad a todos, sino posiblemente a unos cuantos. Los mercados necesitan de dirección, pero el exceso de control lleva a la ineficiencia y escaza producción. Como todo en la vida, los gobiernos necesitan de balance. Eso incluye la participación de personas de diferentes formas de vida, de diferentes grupos étnicos, diferentes sexos y edades, y diferentes pensamientos políticos. Como dijo Fidel, “Tal es nuestro ideal de una sociedad donde todos tengan derecho a sus ideas políticas, sean cuales fueren; donde todos tengan derecho a sus ideas religiosas, sean cuales fueren; donde todos tengan derecho a la libertad, sean mayoría o sean minoría. Ni el imperio de la minoría sobre la mayoría, ni el terror de una mayoría sobre una minoría. Democracia en el sentido real, no dictadura ni oligarquía; democracia en el sentido real sobre una base de justicia social." (5 de Mayo de 1959)
Aunque el modo de produccion sigue siendo de naturaleza capitalista, el estado socialista en Cuba, y adaptado a las tradiciones historicas del modo de produccion en Cuba, esta hoy en mejores condiciones que en los anos cincuenta para sobreproducir alimentos a partir de la iniciativa individual y estatal a traves de estimulos socioeconomicos al individuo, las familias y comunidades que concuerden con las conquistas sociales de obreros y campesinos, todo es un problema de mentalidad hacia la produccion y la economia, despejando "espejismos ideologicos" que nos alejan de la realidad objetiva y son un freno a las fuerzas productivas.Hoy contamos con tres veces mas bosques que en 1959 y con las fuerzas productivas cientificas e ingenieras de mayor credito academico en America Latina, ningun campesino esta olvidado, ni desamparado, viva, donde viva en Cuba. Todo depende de si somos capaces de motivar individualmente a cada ciudadano para que tome accion en la tarea de crear un mercado interno abundante en alimentos de calidad y en la creaccion de logistica e infraestructuras a partir de bajas tecnologias verdes que se usaron con exito en los anos 50, de manera que la canasta de divisas del Banco Nacional de Cuba se pueda emplear en la adquisicion de rubros para bienes duraderos como la industria,informatica, salud y la educacion.
Es estrategico para el pais que se eviten dependencias politicas por un plato de comida que es perfectamente posible de producir en el pais, incluso para el turismo y la exportacion, si nos dedicamos a esa tarea con seriedad, responsabilidad y pragmatismo politico, por lo mismo que en ese sentido la generacion de los anos cincuenta creo una economia interna de calidad y abundante en Cuba a partir de productos nacionales para la mayoria pobre de la poblacion bajo pesimas condiciones de explotacion de la masa obrera y campesina y de dependencia politica colonial de Estados Unidos.Segun mi experiencia, el problema del mercado interno en Cuba de alimentos e insumos de la poblacion es la mentalidad conque el estado asume el modo de produccion limitando en los ciudadanos tomar accion en cuanto al problema economico, para mi concepto el estado cubano debe ser mas pragmatico y liberar en cada ciudadano su potencial creador de ideas utiles a la economia interna y de bienes materiales y servicios sin afectar en lo mas minimo los beneficios sociales. El principal problema en estos momentos es tener la capacidad de liquidez para comprar en el exterior lo necesario para la base industrial y eso solo se puede alcanzar si desarrollamos un mercado interno abundante y de calidad por medios propios que es perfectamente posible en las actuales condiciones si se actua con inteligencia y sin contar con disculpas achacandole nuestros errores y deficiencias al bloqueo.
Todo el que se cae,se sacude y, toda sociedad ha de hacer lo mismo para proseguir el camino que le traza la historia.No es facil que a golpes de discursos y de miradas areas,erradicar el marabuzal,e introyectar en los ciudadanos la responsabilidad social de la cual estan divorciados.
La lucha cotidiana por la subsistencia,el que comeré hoy y conque compraré lo minimo indispensable para sostener la vida,no da tiempo a que se escuche la orientación,ético moral que conforma a los pueblos.
Para tener la capacidad de actualizar,es necesario estar actualizados.Esta actualización no podra venir de ningún modo de la burocracia que asume el poder como una herencia generacional Si ellos mismos se actualizan , perecen.?De donde ha de venir esa fuerza actualizante que ponga al pais en el carril correcto que le lleve a la salida del inmovilismo que le ata y le destruye?
Ni los pueblos son yunques ni las consignas son martillos que fraguen la herramienta del progreso de los pueblos.
Los pueblos cuando se inmovilizan,producen la corrupcion en los factores economicos y dentro de la direccion del estado mismo,cualquiera que este sea,porque en una direccion centralizada el mal corre por la venas mismas del órden y mando.
En la lucha contra el delito,no s epuede ver a cualquier ciudadano como un potencial delicuente,que ha de pedirsele el carnet de identidad a cualquier hora del dia y de la noche, y donde se descomicen cuatro limones a un viejo retirado.
Actitudes como estas,que abundan a lo largo y ancho del pais,se ha de ver con desprecio y profunda preocupacion.La actualización no puede seguir esperando por más reflexión.No podemos hacer de esta urgencia asunto de diplomacia nacional.Nos actualizamos y actualizamos o pereceremos como proyecto social, económico y político.
Rev Leonides Penton Amador
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