Por Luis Sexto
El húngaro Paul Tabori escribió un libro que uno ha de leer más de una vez: Historia de la estupidez humana. La edición que conservo cuenta con más de 600 páginas. Gruesa historia, ¿eh? Pero nunca tan gruesa como para decir que está completa. El propio autor dice, después de poner el FIN, que la estupidez no termina: se repite y acumula nuevos folios.
De primera intención resulta un libro curioso. A quién no le gusta conocer las estupideces ajena. Porque desde luego, ninguno de esos episodios que Tabori cuenta va conmigo. Así solemos pensar. Si fumo, el cáncer consumirá a otros; si soy promiscuo sexualmente, el SIDA no tiene por qué alquilar una habitación en mi organismo y empezar a debilitarme. Para eso, para contraer males mediante hábitos negativos, están los demás… Yo seré siempre un elegido de la fortuna. Y ya vemos cómo, con esas actitudes, ingresamos en esa historia de la cual queremos excluirnos. ¿Yo estúpido?
Hay diversas maneras de serlo. Por ejemplo, dice Tabori que el papeleo es la estupidez más costosa de la historia. Señala otras manifestaciones. Pero no recuerdo si cita a la mentira como una de las formas más tontas de la estupidez. Debe haberla tenido en cuenta. Pero si no la tuvo presente, se la sugiero. Y la expongo como a Tabori le gusta, mediante una breve anécdota -¿debo aclarar que verídica? Un director llamó a uno de sus administradores preguntándole por tal tarea (ponga usted los nombres de personas, cosas y lugares). El subordinado le respondió diciéndole que usted, director, nunca me ha asignado recursos para acometerla. El jefe cambió el tema, y cuando ser marchó, el otro comentó con alguien que estaba al lado: Sabes por qué me pregunta: porque ya la reportó a la provincia como terminada…
Nadie se asombre. Esto que digo no es nuevo. Raúl Casatro habló de ello hace unos meses. Yo mismo he retomado el tema. Me acuerdo de aquel artículo de Bohemia, en los 90, titulado “Esa vieja dama indigna”. Poco cambian las cosas. La mentira sigue usurpando la dignidad de los métodos de trabajo. Y el que la usa –digo con respeto- se adscribe al casillero de las estupideces. No decimos acaso que más pronto se agarra a un cojo que a un mentiroso y que para decir mentiras y comer pescado hay que andar con mucho cuidado…
Ahora bien, cuáles son las causas de la falsedad en ciertos informes y partes, evaluaciones y pronósticos. El periódico no me cede espacio para abrir un hueco en el piso y pasar al subsuelo. Solo puedo insinuar, en términos generales, que la ética se nos ha escurrido por el camino de las conveniencias, la doble moral y el papeleo burocrático. Pero, además, si aún algunos prosiguen usando la mentira como técnica de rendir cuentas, es porque detectan un agujero negro en instancias que deben exigir la verdad y solo la verdad y que, en cambio, se contentan con cualquier número o dato y soslayan confirmar la realidad que les llega en papeles y frases cuadradas. Entre los revolucionarios -pensará alguien- no debemos andar con esa bobería de estar desconfiando. Y quizás otro se recomiende a sí mismo: Suave, suave, que la exigencia es un bumerang…
Así, pues, quien no confirma y fiscaliza, tácitamente admite que le tomen el pelo, o deja campear libremente esa forma de estupidez por nuestra economía y nuestra sociedad.
Claro, también estar demasiado seguro de que nadie me puede engañar, a mí, el bárbaro, es un modo de ganar un sitio en la Historia…
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7 comentarios:
Estimado Luis:
Sin dudas este es uno de los mejores articulos que he leido (escrito de su prodigiosa prosa)...
Aunque no me publiques mis comentarios, por temores no se a que cosa... me gusta el tono conque siempre has escrito, o al menos desde que siempre he tenido la oportunidad de leerte.
Creo que hace mucha falta bajar al subsuelo, para asegurarnos verdaderamente que los cimientos aun puedan aguantar la obra que se ha eregido.
La capacidad divorciada de la ética y hermanada con la conviniencia,da a luz toda suerte de actitudes negativas que atentan contra el corazón mismo de cualquier proceso revolucionario y desafian a la estupidez del que no se atreve a terminar con ella.
No se si son "Los Anormales" de Martinez Moles, o el sujeto elocuente de Dostoyesky.Quizás,el Hipocrités,vestido de Liborio,el que está haciedno más daño en Cuba que cualquier otra cosa o sujeto.
Hace muy poco se sancionó a un grupo de dirigentes por falsear la realidad, en el contexto de uan visita a un municio.Suplieron los estantes y lugares de expocisión de las carnicerias y luego retiraronn los productos cárnicos de dichos estabkecimientos.Hubo una sanción muy leve y luego en uan rectificación se dió una setencia más acorde al delito.Lo más triste del caso es que eso no fue algo nuevo.Eso en Cuba es mas viejo que lo que cualquiera se puede imaginar.Recuerdo las latas de tronchos vencidas que se distribuyeron en cierta ciudad del pais,quitóndosele el último dígito de la fecha de vencimiento, o un cargamento de pollos destinado a los niños de una escuela, que no se habia terminado todavia.de eso que acabo de escribir, yo fui testigo.Ahora bien decir estas cosas o relatar estas idioteces muy elaboradas,no puede ser una iddiotez más, aunque ahora se pueda decir y pubolicar en blog de un periodico cubano.creo que la idiotez más grande y más perjudicial fué no haber contado en aquel momento con un medio de expresion tal cual en estos momentos tenemos.
Si a Machado no se le podia tumbar con papelitos, al socialismo mucho menos con una crítica justa, sana y oportuna.
La verdad es como la luz del dia y no se puede renunciar a ella y, mucho menos si ésta es capáz de revelar toda idiotez que se hace en nombre de unos principios que no se tienen.
Es por ello que se ha de combatir con energía toda actitud de doble moral, de oportunismo, de apego al lucro y a la vida muelle a costa del pueblo que trabaja y se sacrifica por un destino digno y merecido.
Rev Leonides Penton Amador
buenos dias..ha sido esa lacra , falsedad de informes -doble moralidad, la que ha hecho no avanzae e incluso retroceder , lo que el pueblo cubano ,aspira, se han confundido, a proposito, muchos terminos e informacion y de ellos se han aprovechado desde la base hasta la cima demasiadas personas.
Estimado Luis: Admiro mucho su prosa, su estilo para escribir, siempre iluminador.
Un abrazo, desde Chile.
Cuando un periodico no cede espacio para que se pueda llegar al subsuelo,,y el periodista solo llega hasta la insinuacion de las cosas,poco se logra en el avance hacia una etiología de un problema y mucho menos por ende a la solución del mismo.La solución está en la etiología y el combate.trátese de una enfermedad bio'somática o en una enfermedad ético'social.
No podemos seguir llorando lastimeramente y rumiando los primeros tiempos de un proceso glorioso y sublime.
El enfermo necesita la medicina adecuada a su enfermedad y para ello,debe atacarse a la raiz misma del gérmen o el microbio que le esta matando dia a dia.
La doble moral.la conveniencia y el brucratismo,esa trilogia de muerte,necesita ser erradicada cuanto antes y para ello,hay que sacar a luz sin más dilación, las causas que le han dado vida desde ya hace mucho en el cuerpo social de nuestro querido y amado pais.
Hay que preguntarse si el hombre nuevo se ahogó por el marabú como ha sucedido con la caña, o si éste nunca llego ha existir realmente.
No olvidemos además que la medicina eficáz es la oportuna, y la oportuna es la que se dá en concordancia con el conocimiento exacto de el orígen de la enfermedad.
Rev Leonides Penton Amador
Algo anda mal, lo percibo por la no publicación de la sección coloquiando en varias semanas, espero exista en usted una explicación que niegue mi pesimismo y malos presentimiento.
De este ultimo tema abordado en su blog, mi total identificación con su posición o punto de vista y me agota la inutilidad de mi desvelo por la proximidad de una posible tormenta.
De la prensa cubana dos artículos me dejaron con muy mal sabor a tiempos pasados y paralización en el tiempo, uno de ellos no recuerdo por quien escrito, titulado " Los Francos tiradores", espero no sienta ningún aprecio por este su colega, Y el otro del inmortal mentiroso y sobreviviente Juan Varela Pérez, sobre el tema que mas me duele por haberle dedicado mi vida, la Agroindustria Azucarera, donde se inmola el ministro del ramo ante la injusticia de juzgarlo por la desastrosa política del gobierno que trajo los frutos que hoy se están cosechando, obviando a uno de los verdaderos culpables, el hoy designado ministro de Agricultura quizás como una experiencia de sobrevivencia. Necesito reforzar mi esperanza no cabe dudas. ¡Ah! Los Generales no van a los agromercados.
Peralta: No se inquiete. Estuve ausente dos semanas, fuera de La Habana por razones personales, y ello me impidió publicar mi nota, que ya suma 8 años de aparecer semanalmente, salvo cuando estoy lejos. Espero resolver ese inconveniente para cuando me halle fuera de la capital. Si usted supiera que recibo estímulos de figuras de la dirección del país. No todo es absoluto. Ni unánime. Con respecto, a lo otro, lo de franco tirador, no es conmigo; al menos no me especializo en esa técnica, ni mucho menos permitiría que alguien alcanzara méritos a costa mía. Escribo sumado. El otro caso, lo del azúcar, me alegró saber que el país pudiera soportar que se dijera desde un periódico que nuestra zafra ha alcanzado el valor de 100 años atrás. Suelo ver lo positivo. Por último, no me parece que en algún sitio de este mundo, los generales vayan a los agromercados. Gracias. Luis Sexto
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