jueves, 7 de febrero de 2008

SOLAMENTE LA POESÍA

Por Waldo González López (Cubarte)

Dedicado a su esposa ‘Zenaida, a su hijo mayor, y a Víctor Manuel, que no está, y está entre nosotros, y a la memoria de Sigifredo Álvarez Conesa’, apareció poco tiempo atrás, por la Editorial de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), el segundo poemario del destacado cronista y profesor Luis Sexto Con luz en la ventana. En su prólogo (Este libro), el Premio Nacional de Literatura Cintio Vitier señala con justo elogio:

"Lo que tenemos en este libro no es un libro, sino un camino que se va acercando a sí mismo con su propia realización, pero no la persigue como un fin, sino como un medio para llegar a un silencio, a un instante que hubo en la vida del autor, que significa la trascendencia viva en el rostro de su hijo definitivamente callado y hablando de otro modo.

"Solamente la poesía, ese tantear de la poesía que es lo más seguro de ella, puede intentar acercarse a esa indescriptible consumación en que se abren las puertas y ventanas del alma, sin embargo caminante por la senda estrecha que da toda al horizonte.[…] Este libro pudorosamente no quiere parecer lo que es: una oración. Un libro único."

Este crítico conoció de primera mano la latencia del permanente dolor del colegamigo (porque no se puede mitigar el dolor por la muerte de un hijo, aunque pasen los años, incluso toda la vida), ya que tiempo después de fallecido el sensible adolescente Víctor Manuel (cuyo nombre debiera a la admiración del padre por el gran pintor cubano), sabe muy bien, pues leyó y opinó sobre los textos originales: de la hondura de estos versos, de su pródiga emoción contenida, de la sobriedad con que se trata el tema; que no quiso ser un flamante libro para llevarse los laureles en un concurso, sino acaso, tal dice Vitier, como un medio para llegar el silencio.

Y al centro de todo, la nostalgia, tema recurrente en el poeta. De ahí sus versos con suma melancolía, esa hermosa saudade que parte, vuela y retorna en bandadas, como el pájaro de la tristeza. Por ello, entre los varios textos de alto nivel, descuella ‘Este día’, en el que Luis Sexto despliega las alas de ese inevitable pájaro que suele regresar a sus poemas. Leámoslo:

ESTE DÍA
Cuando las horas cierren
Tus pétalos numerables
En la suerte animal
De lo que acaba,
Yo vendré a buscarte
En el vasto furor
De la vigilia.
Y volverás,
Si inútilmente te oigo,
Durante la apacible tragedia
De este día
En que ya no te hallo
Y donde sigues amando el desdén
Con que me sorprende el tiempo.

En otros momentos de su breve pero contundente poemario, Luis Sexto vuelve a la carta son ese sorprendente hálito de la saudade que ahora tras la lluvia, es aún más íntimo y recogido. Disfrutemos, pues, ‘Eco’:

Ha llovido.
Mi corazón se va
Tras el albo caer de la llovizna,
Hacia el impune sinsabor
De los charcos
Donde reposa el ausente,
Con la melancólica obstinación
Del agua.
Lo llamo aun en la incauta orfandad
De la deshora
Y sobre la teja del techo
El percutir de las gotas
Responde,
Como lenta,Atardecida resurrección.Sin duda, con su segundo poemario, Luis Sexto de nuevo penetra en el misterio del fabuloso reino de la poesía y nos entrega esta oración, un libro único por su sentir y su decir profundamente humano, demasiado humano, como quería el poeta y filósofo. (Publicado en Cubarte)

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